La corona imperial de Rusia es una de las joyas más preciadas de la humanidad, tanto por su valor histórico como invaluable diseño, no en vano fue el símbolo de la coronación de muchos zares a lo largo de la historia de la monarquía de ese país.

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La corona imperial Rusia fue durante 144 años la protagonista en las ceremonias de coronación de los zares de la antigua Rusia, que se caracterizaban por el lujo y la solemnidad propia de las dinastías que ostentaban el poder en aquel entonces. Sin duda la joya era símbolo de poder, pero su belleza excepcional la hacía igualmente, digna de admiración.

Como una joya propia de la realeza, esta fue mandada a elaborar con los joyeros de la corte, quienes con cuido y esmero, y por supuesto, sin escatimar, lograron una pieza única diseñada con los metales y piedras preciosas más valiosos del mundo.

Su diseño está inspirado en los modelos bizantinos, con un anillo inferior que toca la cabeza del portador. La corona está dividida en dos esferas adornadas en perlas, en representación del Imperio Romano de oriente a occidente. En el centro de las esferas se encuentra una hoja de laural cubierta en diamantes, símbolo del poder temporal de los gobernantes. En la joya también tienen un lugar la fe cristiana, simbolizada por una espinela roja de 398,72 quilates, con una Cruz de 5 diamantes.

La parte interna de la corona imperial está cubierta por terciopelo rojo en alusión a los emperadores romanos. Mientras tanto, los extremos de la corona están cubiertos en su totalidad por  4936 diamantes.

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Esta joya que durante más de un siglo fue símbolo del dominio absoluto en Rusia y de un peso de aproximadamente 4 kilogramos, se encuentra expuesta en el l Fondo de Diamantes sito en la Armería del Kremlin, en Moscú donde personas de todo el mundo acuden a la cita con uno de los tesoros de la historia más valiosos del mundo. Tan impresionantes es su valor, que después de la Revolución de Octubre la corona fue utilizada como garantía de un préstamo que Irlanda otorgó a Rusia.

Consciente del valor incalculable de esta y otras joyas pertenecientes a la monarquía, Pedro I el Grande, ordenó el resguardo de estas en el Fondo de Diamantes. En este lugar reposan tesoros que no pueden ser comercializados, subastados, regalados ni modificados.

La primera en llevar con la corona imperial de Rusia fue la emperatriz Catalina II en 1762. El emperador Nicolás II junto a la Emperatriz Alexandra de la dinastía Romanov fue el último en portar la esplendida joya, desde su coronación en mayo de 1986 hasta su asesinato en 1917.

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La corona imperial rusa en una representación literal del poder que ostentaron los zares de Rusia y del estilo de vida esplendoroso y desahogado, que a posteriori fue  uno de los causantes del fin de la monarquía. Hoy en día esta joya es una pieza obligatoria en la lista de las joyas más valiosas del mundo.

ALFA