La corona húngara de San Esteban, es una diadema considerada actualmente como una joya sacra. Esta majestuosa reliquia perteneció a Esteban I rey de Hungría, único soberano santo canonizado por el Papa Gregorio III en el año 1038, después de la separación de la iglesia.
San Esteban nació en el año 975 en “Esztergom” ciudad sede de la residencia arzobispal de Hungría, ubicada a 50 km de Budapest. Se convirtió en rey de una nación cambiada al cristianismo y consolidada políticamente poco tiempo antes.
Esta transición no fue nada fácil, el pueblo veneraba a dioses paganos. Sin embargo, el rey Esteban fue conquistando poco a poco a la gente, con el ejemplo de su vida y la dedicación hacia ellos. Al casarse con la Beata Gisela, hermana del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico; utilizó las influencias de este monarca con el Papa Silvestre II; con el firme propósito que occidente reconociera su reinado. Entonces, en el año 1000, el Papa autoriza a un emisario quien hiso posible la coronación.
La corona de San Esteban fue designada como una pieza sagrada en 1256, cuando ningún monarca de Hungría era reconocido legítimamente, si no era coronado por esta joya.
La corona tiene forma geométrica con dos ejes diferentes, formando ángulos rectos, con una longitud de 215,9 ml, y 203,9 ml de ancho; un volumen más grande a la cabeza de una persona, y su peso es de 2056 gramos. Está elaborada en oro, plata, perlas y piedras semipreciosas; tiene 19 imágenes esmaltadas entre ellas las figuras religiosas de Jesucristo, los arcángeles San Miguel y San Gabriel. Además, tiene una aleación de un mineral desarrollado a base de sulfato de magnesio llamado alabandina.
Está dividida en tres partes: una diadema inferior llamada corona griega de 5,2 centímetros de ancho por 20,5 centímetros de diámetro, dos bandas cruzadas denominadas corona latina formada por cuatro chapas de oro con un ancho de 2,5 centímetros, y una cruz rústica en la parte superior anexada al resto de la corona.
La corona de San Esteban ha sido extraviada, recuperada y enviada fuera de Hungría en varias ocasiones. El hecho más largo y particular ocurrió el cuatro de mayo de 1945 al terminar la Segunda Guerra Mundial.
En esa oportunidad, las joyas de la corona fueron tomadas en Austria por el ejército de los Estados Unidos; evitando que cayeran en manos de la Unión Soviética. Luego el seis de enero de 1978, después de una rigurosa investigación confirmando la autenticidad de las piezas; fue devuelta a Hungría por mandato del presidente Jimmy Carter. En el canal “Youtube” Mr Juvetenerife, disfrute de un recorrido por el Parlamento de Budapest; lugar donde se encuentra la corona de San Esteban.
Además de su historia impresionante, la corona de San Esteban representa un valor simbólico incalculable para Hungría y el mundo entero. Una pieza de unión entre sus pueblos que cautivará toda su atención admirando la belleza y perfección de una joya legendaria.
ALFA