Cuando visite Nueva Zelanda, no deje de admirar la joyería Maorí: un arte sin piedras preciosas que tampoco se elabora con metales costosos, pero son hechas con tal maestría que para cualquiera es un orgullo no sólo poseerlas sino lucirlas; así puede conseguirlas en diversos materiales, tales como madera, hueso, jade y vidrio pulido entre otros; realmente la joyería por sí misma es usada como un complemento de nuestro arreglo personal.

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Muchos de los objetos usados en esta técnica como broches y hebillas, originalmente tenían un sentido funcional y luego, convertidos en obras más decorativas, también emplearon como símbolos de pertenencia a un grupo, como el crucifijo cristiano o la estrella de David del judaísmo, o la costumbre en la cultura occidental de llevar un anillo durante el matrimonio.

Los Maorí son maestros en las artes, siendo la escultura en madera su fuerte; el Arte Maorí está muy desarrollado, y la predominancia de los dibujos son geométricos con significados espirituales, artísticamente, a partir de los indicios de un antiguo estilo de la Polinesia centro oriental, llegaron a las creaciones ornamentales que los caracterizan.

La colonización europea de Nueva Zelanda es prácticamente nueva, el historiador neozelandés Michael King  en entrevista ofrecida a The Penguin History Of New Zealand, indica que los Maorí son «la última comunidad humana en la Tierra intocada y no afectada por el resto del mundo».

En el arte Maorí existen los adornos pectorales de jade, trabajados  como el mítico hei-tiki, ser humano deforme, con mazas de guerra hechas de madera o de hueso, y los grandes estuches de madera. En esos elementos el dibujo se extiende en volutas y curvas de elegancia y sensibilidad decorativa.

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La escultura es su más grande representación, con tres tipos de obras: estatuas, frisos ornamentales, y proas y popas de piraguas talladas, preferiblemente con la figura estilizada y los motivos geométricos, es extraña la representación de animales; la escultura tiene valor funcional y decorativo, excepto algunas imágenes religiosas, como la de Marakihau.

En 1769 James Cook, explorador británico, estableció amistad con algunos Maoríes, los cuales subsistían cultivando Kumara o camote, recogían raíces y bayas y  se dedicaban a pescar; practicaban el canibalismo y para esto, mantenían a sus víctimas en jaulas mientras las engordaban, construían las chozas con ramas del bosque, el trabajo se repartía entre hombres y mujeres y hacia 1800, las visitas de naves europeas eran relativamente frecuentes.

Quizás las migraciones vinieron del este de Polinesia hacia Nueva Zelanda según las pruebas arqueológicas y lingüísticas, entre el año 900 y el 1300 d. C., los Maoríes describen el arribo de los antepasados provenientes de Hawaiki, un lugar legendario con grandes canoas que surcaban los océanos o waka; hay estatuillas masculinas, con rostros y cuerpo cubierto de dibujos a modo de tatuajes y la cabeza adornada con cabello natural, semejantes en muchos aspectos a las halladas en Tonga, Cook y Hawaii, quizás son las únicas imágenes objeto de culto.

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ALFA

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