Las joyas usadas por las Infantas en las familias reales, es común; el joyero de la familia real española guarda para sí las prendas de la Infanta Pilar, quien tiene un joyero que muchas querrían para sí, la duquesa de Badajoz tiene entre muchas otras, una impresionante tiara de brillantes y zafiros que su madre, la condesa de Barcelona, le dejó al morir; esa diadema fue la escogida por Bárbara Cano y Laura Ponte para sus bodas con Bruno y Beltrán Gómez-Acebo respectivamente.
También, Doña Pilar tiene en su poder un colgante de diamantes y zafiros que hacen juego con su tiara; hasta los años noventa, Pilar era propietaria de la tiara rusa, una diadema que su madre le cedió a ella conjuntamente con sus dos hermanos, fue realizada para Doña Cristina de Austria, Reina Regente de España, inspirada en los tocados Kokoshnikc rusos, por lo que también ha sido conocida como la «tiara rusa».
Está realizada en platino, perlas y diamantes y el Rey Juan Carlos compró la parte que le correspondía a cada una de sus hermanas para regalársela a Doña Sofía; en la actualidad, la diadema forma parte del joyero de la Familia Real española.
En los antiguos reinos peninsulares como el portugués, castellano y aragonés, entre otros, el uso del título de infante era tal como el descrito en lo relativo a la monarquía hispánica, aplicado a los hijos no intitulados como Príncipe de Asturias, Gerona, Viana o de Beira, respectivamente.
Infante en España, es un título de realeza que se otorga a los hijos del Rey que carezcan de la condición de Príncipe o de Princesa de Asturias y a los hijos del Príncipe o Princesa, en la denominada familia real.
Un codicilo testamentario sitúa en primer plano las ocho piezas descritas al vincular su propiedad, ya por tres generaciones, al Jefe de la Casa, el testamento de Doña Victoria Eugenia comienza así: “Dado en Lausanne, a 29 de junio de 1963. Yo, doña Victoria Eugenia de Battenberg y Windsor, Reina que fui de España por mi matrimonio con el Rey Alfonso XIII, de cuyo enlace subsistieron al presente cuatro hijos, llamados Don Jaime, Don Juan, Doña Beatriz y Doña Cristina, por el presente testamento ológrafo ordeno mi última voluntad según las siguientes cláusulas…”. Cuando se hizo público, se encontraron dos codicilos también ológrafos y escritos en papel con el membrete de “Vieille Fontaine”.
En el primero de ellos se lee: “Las alhajas que recibí en usufructo del Rey Don Alfonso XIII y de la misma Infanta Isabel, que son:
Una diadema de brillantes con tres flores de lis
El collar de chatones más grande
El collar con treinta y siete perlas grandes
Un broche de brillantes del cual cuelga una perla en forma de pera llamada “La Peregrina”
Un par de pendientes con un brillante grueso y brillantes alrededor
Dos pulseras iguales de brillantes
Cuatro hilos de perlas grandes
Un broche con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera.
ALFA