La historia milenaria de Irán encierra grandes bellezas, sobre todo las Joyas de la Corona; estas son las colecciones más apreciables y valiosas en el mundo entero. Es una antiquísima compilación formada por 30 impresionantes tiaras, tres tronos cubiertos de joyas, un número de piedras preciosas no definidas, una docena de escudos y espadas enjoyadas y varios otros artículos de incalculable valor; que la convierte en un verdadero tesoro.

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La mayoría de la colección fue adquirida por la Dinastía de Safavid, que gobernó a Irán a partir de 1502 hasta 1736 d.C. Cuando los afganos invadieron a Irán, sustrajeron las joyas de la corona iraní, la hurtaron y luego fueron vendidas en la India. Sin embargo, siete años después, las fuerzas iraníes condujeron a los afganos de Persia y lograron recuperar algo de la joyería robada; con el paso del tiempo, las Joyas de la Corona vivieron otro ataque para ser robadas, pero Irán logró proteger tenazmente su tesoro.

Las Joyas de la Corona fueron usadas por la Dinastía de Pahlavi, el último gobernador de Irán. La atractiva colección vino a la atención del mundo occidental en gran parte a través de su uso por Mohammad Reza y su emperatriz consorte, Shahbanu Farah Pahlavi, durante ceremonias oficiales y visitas de Estado.

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Asimismo, estas joyas de la corona se consideran tan valiosas que actualmente se usan como reserva para apoyar la economía iraní. En 1937, durante el reinado de Reza Shah Pahlavi; la propiedad de la Tesorería Imperial se la transfirió al Estado. Las joyas se colocaron en las bóvedas del Banco Nacional de Irán, donde se usaron como garantía subsidiaria para reforzar el poder económico de la institución y apoyar el sistema monetario nacional.

Por otro lado, en esa bóveda reposan celosamente una de las joyas más célebres: el “Darya-ye Noor”, (Mar de luz); es uno de los diamantes más grandes del mundo, con un peso estimado de 182 quilates y es uno de los más difíciles de encontrar; fue traído de Delhi en el siglo XVIII.

Otro de sus grandiosos tesoros es el “Globo Terrestre” de 51.000 piedras preciosas y la Corona de los Pahlavi; esta última fabricada en 1924, formada por más de 3.000 diamantes, esmeraldas y zafiros. Igualmente, varios tronos incrustados de joyas, numerosos diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros y algunas gemas. También, una adquisición muy destacada es el Diamante “Koh-i-Noor” (Montaña de Luz); originario de la India y la Espinela Samaria. Estas piezas constituyen la mayor colección de joyería en el mundo entero.

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Durante siglos estas joyas fueron mantenidas muy lejos de la vista del público, resguardadas en la bóveda del Tesoro Imperial, debido a su gran valor e importancia económica; sin embargo, Mohammad Reza, último monarca de la Dinastía Pahlavi y emperador de Irán, decretó que las más espectaculares de las piezas de la Corona Iraní debían ser puestas en exhibición pública en el Banco Central de Irán; ahí permanecen hasta hoy para el deleite de propios y extraños. ¡Qué tesoro tan incalculable, toda una beldad!

ALFA