Desde tiempos remotos el hombre ha creado objetos para adornar sus cuerpos, y los han ido transformando para embellecerlos según los cánones de belleza de cada época, hasta llegar hoy día a existir una variada gama de industrias dedicadas a las joyas de distintos estilos y calidades, que utilizan una simbología particular.
En este contexto, debemos mencionar a los famosos amuletos que forman parte de la vida de muchas mujeres y hombres de todo el mundo y de diferentes culturas. Estas piezas tienen su origen en el Neolítico, cuando los primitivos cazadores y recolectores recogían piedras brillantes o con formas que les parecían peculiares, buscándoles similitud a lo que ellos consideraban dioses o entes divinos, llevándolas consigo como símbolo de buena suerte y de protección ante los latentes peligros del entorno.
De esta manera, los amuletos fueron perdurando en el tiempo, en las costumbres y cultura de muchas civilizaciones, hasta elaborarse en forma de verdaderas joyas convertidas en amuletos, al punto de que primeros amuletos en ese estilo aparecieron hace casi 5.000 años en el Egipto de los faraones, que eran los más fieles usuarios de estas prendas.
En este sentido, las leyendas cuentan que estos amuletos no sólo traían buena suerte y protegían a quien los llevaba consigo, sino que también identificaban a su portador tras su muerte, con la finalidad de que los dioses lo guiaran en su camino hacia el más allá, lo cual le dio una connotación espiritual y supersticiosa, que aún hoy se mantiene.
Por otra parte, no sólo los egipcios creían en los amuletos, sino también los griegos y los romanos que depositaban toda su fe en ellos, con la finalidad de tener buena suerte en todos los aspectos de sus vidas, hasta el punto de que cada dios del panteón romano se encontraba asociado con una piedra preciosa, de la cual se llegaban a elaborar colgantes o figuritas que transmitían los poderes del dios correspondiente a su portador y le traían buena suerte.
Otra costumbre que mantenían los romanos, era colgar en sus cuellos una pequeña cajita con textos sagrados, con el propósito de que el cuerpo internalizara sus contenidos y mensajes al estar situados junto al corazón, creencia que se mantuvo por cientos de años.
Es así como, los amuletos representan creencias profundas, por lo que muchas personas a través de la historia los han considerado como parte de ellos mismos, atesorándolos por mucho tiempo, tal vez durante toda su vida, y llevándolos consigo como símbolo de protección o buena suerte, lo que les confiere una connotación espiritual, con un alto grado de superstición, que hace que el individuo crea en su poder, mucho más allá de lo que indica la ciencia, la razón, e incluso la religión que profesen.
Asimismo, los primeros cristianos también daban mucho valor a este tipo de objetos o joyas, por lo que tenían la costumbre de portar bajo sus vestimentas un amuleto de la suerte en forma de pez, al cual llamaban “Ichthys”. Esto lo hacían con el objeto de buscar la protección divina, al igual que lo hacían los judíos, quienes portaban un colgante de oro que contenía fragmentos de la Torá, el cual según sus creencias les daba buena suerte y los protegía del mal, y posteriormente, los árabes hicieron lo mismo, pero con fragmentos del Corán.
Trascurrido el tiempo, llega la edad media y los hombres de muchas culturas siguen usando los amuletos con distintos símbolos y para diferentes objetivos. En esa época los caballeros los portaban, acompañados de encantamientos y conjuros, que se suponía que los protegían en las batallas.
Ya en el siglo XIX, los amuletos de la suerte empezaron a ser usados con un propósito estético, además de seguir siendo un objeto en el que la gente depositaba su fe y esperanzas con diferentes fines, de acuerdo al símbolo que fuese usado en su elaboración, con lo que los diseños empezaron a ser más creativos y elaborados, como por ejemplo los lucidos por la Reina Victoria, quien les tenía mucha fe y los lucía en forma de valiosas joyas, confeccionados en oro o plata, así como piedras preciosas de un alto costo.
Aunque los primeros amuletos fueron elaborados utilizando piedras, conchas, madera o vidrio, en la actualidad el mercado de la joyería ofrece una gama de modelos diseñados para lucir los símbolos más buscados por los amantes de estos objetos, que pueden encontrarse en broches, cadenas, pulseras, anillos, pendientes, etcétera, asociados a brindar protección y buena suerte en el amor, en el azar, en el trabajo, en la amistad, en la familia.
Entre los símbolos que se han usado a través de los tiempos como amuletos y que han sido convertidos en joyas para la suerte, los más comunes son los siguientes: el trébol de la suerte, el ojo turco o nazar, la Estrella de David, el jamsa, las herraduras, los escarabajos, al árbol de la vida y el yin yang, los cuales se describirán a continuación.
Comencemos con el trébol de la suerte, sobre el cual se ha extendido una creencia de que al encontrar un trébol de cuatro hojas, a la persona que lo encontró le llegará la buena fortuna, y cada hoja posee un significado, la fe, la esperanza, el amor y la suerte. Pero, en la tradición irlandesa este trébol simboliza la trinidad, es decir, el padre, el hijo, el espíritu santo y Dios.
Con relación al Nazar, debemos señalar que es una piedra conocida también como el ojo turco o el ojo griego; ha sido considerada como protectora del llamado “mal de ojo”, los crucifijos, símbolo del cristianismo, nos recuerda que Dios siempre nos acompaña, representa la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado.
Su popularidad se extendió por todo el mundo, a través de los turistas que empezaron a llevarlos como suvenires o recuerdos de sus viajes, para regalarlos, por lo que se promocionó tanto que adquirieron fama rápidamente.
Los Jamsas por su parte, son un símbolo tradicional de las culturas musulmanas y judías sefardíes, conocidos desde la antigüedad, aproximadamente desde el año 244 después de Cristo, y considerado a su vez como «la mano de Dios», debido a que representa esa mano divina que protege del mal, mediante una acción de detención con la palma de la mano. Este amuleto se dice que atrae la buena suerte y previene enfermedades.
Las herraduras tienen una historia particular, plasmada en la leyenda de San Dunstan, un herrero que se convirtió en Arzobispo de Canterbury, la cual cuenta que el diablo entró en la tienda de Dunstan y le pidió que le pusiese una herradura a su caballo, pero éste la colocó en el pie del demonio en lugar de colocársela al animal, para posteriormente quitársela, haciéndole prometer que nunca entraría en un hogar con una herradura clavada en la puerta, por lo que éstas simbolizan la protección ante el mal.
Los escarabajos son símbolos muy usados como amuletos desde tiempos remotos, lo cual se ha comprobado por su aparición en jeroglíficos, estatuas y esculturas desde la época del Antiguo Egipto., asociándose al Dios Ra, considerado el creador del Universo. Cabe mencionar que es considerado como un protector contra las enfermedades y la muerte, e incluso si llega la muerte en los tiempos antiguos se colocaba a las momias como símbolo de resurrección.
Por su parte, la famosa “Estrella de David”, conocida también como el “Sello de Salomón”, es considerada como un gran amuleto que no sólo protege sino que aumenta la intuición y prosperidad en quien lo porta, además de representar el equilibrio y la sabiduría.
Otro amuleto muy usado es el árbol de la vida, considerado como símbolo o fuente de conocimiento que representa tanto el aliento vital, como el alimento básico para la vida, así como la conexión existente entre la vida actual y la corresponde vivir posteriormente.
En su simbología las distintas partes del árbol de la vida representan cosas diferentes, por ejemplo, las raíces son la conexión con la madre tierra, el tronco la fuerza para sentirse y mantenerse vivo, las ramas representan el deseo de crecer y alcanzar objetivos cada vez más altos, mientras que las hojas se asocian con la necesidad de buscar el sustento y los frutos finalmente simbolizan la entrega a los demás.
Finalmente llegamos al famoso símbolo del “ying y el yang”, los cuales representan lo positivo y lo negativo, el día y la noche, de allí que su dibujo sea mitad negro, mitad blanco, pero también refleja que las fuerzas aparentemente opuestas pueden ser complementarias, apoyarse la una en la otra hasta formar una unidad perfecta como el círculo.
De esta manera, las personas llevan este símbolo como un amuleto en algunas joyas, en las entradas de sus casas, colgado en móviles, en cuadros, y todo tipo de objeto decorativo, para llegar comprender que no hay noche sin día, el mal sin el bien, ayuda a desarrollar la paciencia en las situaciones difíciles para enrumbar el camino hacia la fluidez y el logro de objetivos. En este caso, el ying y el yang simbolizan el equilibrio, los polos opuestos y complementarios.
De allí que, millones de personas alrededor del mundo amen los amuletos, y los porten como joyas muy preciadas, a lo que no escapan famosos de la talla de la actriz Cameron Díaz, quien tiene un colgante que le obsequió un amigo para protegerla del envejecimiento. Asimismo, Paulina Rubio y Madonna comparten el gusto por las pulseras de la Cábala, que atraen abundancia, buena fortuna y protegen del mal de ojo; mientras la Reina Sofía acostumbra a lucir prendas con ojos turcos.
Por lo tanto, las piezas de joyería con simbología especial que se usan como amuletos llegaron a la vida del hombre para quedarse, ya que a través de ellas el hombre ha tratado de expresar sus ideas, sentimientos, gustos y creencias para conseguir beneficios en el amor, salud, trabajo, recursos económicos, equilibrio mental y espiritual, y que mejor que llevarlos en joyas tales como broches, pulseras, dijes, anillos, colgantes y pendientes, mediante los cuales se puede lucir bien con su símbolo favorito, además de sentirse protegidos con las joyas o amuletos de la suerte.
ALFA