El bienestar de todos los seres humanos depende de una serie de factores que inciden directamente sobre su salud emocional y física, y que condiciona el desenvolvimiento en la sociedad, considerando que debe enfrentarse a una serie de situaciones de índole familiar, laboral, cultural, socio-económico y hasta político. Por lo que es de suma importancia, el uso de herramientas y recursos personales para lograr que ese bienestar prevalezca, para así sentirse más satisfecho y lograr la tan anhelada felicidad, o por lo menos muchos momentos felices.

En este contexto, la  inteligencia emocional es una de esas herramientas que todos podemos usar, claro está entendiendo de que se trata y cómo utilizarla, debido a que se trata de una capacidad que todos podemos desarrollar, de sentir, entender, controlar y modificar el propio  estado emocional y el de los demás, con una manejo y control de las emociones en diversas situaciones que generan estrés y/o pesar.

Sin embargo, comprender y aplicar la inteligencia emocional no es una tarea sencilla, por lo que ha sido motivo de muchas investigaciones que han comenzado desarrollando otros temas, como los explicados por David McClelland, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, quien se  destacó en la década de los  sesenta por  estudiar todo lo relacionado con el éxito profesional.

De esta manera, McClelland planteó que debían comprobarse cuáles  “competencias” o características personales entran en juego a la hora de evaluar el desempeño y el éxito profesional, encontrando en la comunicación uno de los puntos clave para lograrlo y dando paso al estudio de otros factores como por ejemplo la inteligencia emocional dentro de un nuevo concepto sobre la inteligencia del ser humano.

Todo este cambio en la concepción de la inteligencia, se lleva a cabo gracias a investigadores como Howard Gardner, quien a través de sus  estudios revela la existencia de inteligencias múltiples, explicando que existen siete tipos de inteligencia, las cuales son: verbal, lógico-matemática, espacial, cinestésica, musical, interpersonal o social, e intrapersonal.

En este sentido, la inteligencia interpersonal o social juega un papel fundamental en las interrelaciones personales y los objetivos que cada individuo quiere lograr a nivel social, profesional y laboral, e implica el uso de la capacidad de comprender a los demás, sus motivaciones, formas de actuar, relacionarse o cooperar satisfactoriamente con ellos.

Por otra parte, se encuentra dentro de las inteligencias múltiples de Gardner la llamada  inteligencia intrapersonal, que tiene que ver con nuestra propia personalidad, con ese mundo interno y conocimiento de sí mismo, que nos hace capaces de lograr los objetivos de vida  y trazar las directrices correctas para actuar en la sociedad.

Es así como, el término  de inteligencia emocional se ha afianzado en las últimas décadas, siendo introducido por primera vez en 1990 por los sicólogos estadounidenses John D. Mayer y Peter Salovey, quienes basándose en los estudios sobre las inteligencias múltiples de Gardner, definen inteligencia emocional en función de cinco dimensiones, las cuales son: conocimiento de las propias emociones, autorregulación, motivación de uno mismo, comprensión de las emociones de los demás, y gestión de las relaciones.

Por lo tanto, los estudios de Gardner, Mayer y Salovey, fueron tomados en cuenta por Goleman para escribir su libro “La inteligencia emocional”, publicado en 1995 con un rotundo éxito, que hizo que el término fuese usado por millones de personas  alrededor del mundo, aplicándose en ámbitos empresariales e institucionales, incluso en todos los niveles de la educación de diferentes países, en donde hoy día el manejo de la inteligencia emocional es clave para optar a cargos importantes.

De esta forma,  Goleman (1995)  define la inteligencia emocional como “el conjunto de disposiciones o habilidades que nos permiten tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos más profundos de nuestros semejantes, y manejar amablemente nuestras relaciones”. En resumen, la inteligencia emocional se trata de un recurso con el que se cuenta al estar consciente de las situaciones y durante las mismas  tener un control de nuestras emociones capaz de evitar o manejas conflictos.

Por tanto, la inteligencia interpersonal y la intrapersonal son los  pilares fundamentales de la inteligencia emocional que proclama Goleman en sus libros, y con la cual se puede lograr el éxito profesional que muy explicaba McClelland, y que han repercutido de manera amplia en el mundo empresarial a nivel mundial, y seguidos por millones de personas que se han especializado en estas áreas de las inteligencias múltiples e inteligencia emocional, aplicadas no sólo a nivel individual, sino empresarial y educativo.

Por lo tanto, Goleman a través de sus mensajes e información contenida en sus libros e investigaciones recientes,  reivindica la importancia de las emociones en la vida personal, social  y profesional, promoviendo el equilibrio entre la razón y la emoción, la mente y el corazón, equiparando la inteligencia emocional con las aptitudes intelectuales que han sido las que han prevalecido  durante décadas.

Gracias al éxito de su primer libro, Goleman decide publicar su siguiente libro titulado “La Inteligencia Emocional en la Empresa”, en el año  1998, donde destaca que el éxito en la empresa se debe en un 80 por ciento al uso de la inteligencia emocional, sin dejar de dar importancia al cociente intelectual, la constancia, la responsabilidad, entre otros factores.

Según los planteamientos del autor, las competencias emocionales se convierten en las capacidades que  adquiere el individuo a través del uso de la inteligencia emocional, para lograr un excelente desempeño profesional y con ello el éxito y la estabilidad, y que dependen de cinco aptitudes emocionales, clasificadas a su vez en dos grandes grupos, a saber: la aptitud personal y la aptitud social.

En cuanto a la aptitud personal, debe decirse que está representada por aquellas aptitudes que determinan el dominio de uno mismo, dentro de las cuales se encuentran:  el autoconocimiento que consiste en el conocimiento de  los propios estados internos, preferencias, recursos e intuiciones, que a su vez comprende la conciencia emocional o  reconocimiento de las propias emociones y sus efectos; la autoevaluación precisa, que es el  conocimiento de los propios recursos interiores, habilidades y límites; y  finalmente la  confianza en uno mismo:

Por otra parte, dentro de la aptitud personal se encuentra la autorregulación, que se logra cuando se manejan los propios estados internos, impulsos y recursos, a través del autodominio, la confiabilidad, la escrupulosidad, la adaptabilidad e innovación.

Finalmente la motivación dentro de las aptitudes personales juega un papel básico, ya que representan las tendencias emocionales que guían o facilitan la obtención de las metas, a través del afán de triunfo, el  compromiso, la iniciativa y el optimismo.

Con respecto a la aptitud social y no menos importante que la personal, debe señalarse que  la misma es la que determina el manejo de las relaciones interpersonales, y está comprendida por aptitudes, tales como la empatía, a través de la cual se logra captar los sentimientos, necesidades e intereses, utilizando nuestra comprensión hacia los demás,  percibiendo sus sentimientos y perspectivas, para así ayudar  y orientarlos en su proceso de desarrollo, captando sus necesidades y fomentando sus capacidades.

En este sentido,  el uso de las habilidades sociales se hace indispensable para  inducir en los otros las respuestas deseadas, a través de estrategias de persuasión efectiva, de comunicación eficaz,   manejo de conflictos, la aplicación del liderazgo como catalizador de cambios y del establecimiento de  vínculos efectivos, que ayuden a  retroalimentar las relaciones instrumentales; por medio de la colaboración, la cooperación y el trabajo en equipo en donde la sinergia  juega un papel importante para lograr metas colectivas.

En consecuencia, se ha demostrado que la inteligencia emocional definitivamente influye sobre el éxito personal y profesional, y que la misma se logra si se cuenta con cuatro capacidades básicas, que comienzan con  la percepción precisa de las emociones, al  ser capaces de identificar las emociones en el lenguaje verbal y corporal de las personas, en sus gestos, miradas, movimientos, formas de hablar, entre otras manifestaciones que se observen en el proceso de comunicación que se lleva a cabo.

Además, se debe ser capaz de utilizar las emociones en el momento adecuado para facilitar el pensamiento y el razonamiento, comprender y controlar las mismas, para que no sean obstáculo a la hora de pensar y razonar sobre determinadas situaciones, al dar respuestas en el proceso lógico de comunicación, que nos convierte en emisores y receptores de mensajes.

Si contamos con estas capacidades, podemos convertirnos en líderes íntegros, optimistas, con autocontrol ante situaciones de alto estrés, confianza en sí mismo, capacidad de adaptarse al cambio e innovar, comprometerse y estar motivado ante sus logros, mostrar empatía, ayudar en la resolución de conflictos, cooperar con otros, comunicarse efectivamente e influenciar positivamente a otras personas.

Por otra parte, debe aclararse que poseer inteligencia emocional no significa que se estemos ignorando  nuestras emociones y sentimientos, sino que debemos desarrollar la capacidad para canalizarlas positivamente en nuestra vida diaria, sin actuar impulsivamente, por lo que debemos controlar cualquier emoción negativa y convertirla en una acción positiva para el logro de objetivos personales y profesionales.

Entonces, definitivamente el autocontrol que la inteligencia emocional nos puede  brindar nos  ayudará  a manejar mejor las situaciones difíciles a las que enfrentemos día a día, así como  ofrecer lo mejor de nosotros mismos  a las personas que nos rodean,  flexibilizando las relaciones interpersonales, y aportando soluciones en ambientes que generalmente pueden tornarse caóticos.

Así que para que se sientan  bien emocionalmente y tengan una buena salud, anímense a desarrollar la inteligencia emocional cada día de sus vidas,  ya que les ayudará a sentirse con motivación a la hora de trabajar, a potenciar su confianza y autoestima, a aumentar su  capacidad para trabajar en equipo, superar enfermedades y evitarlas.

ALFA