Dormir es un ritual que no debe perturbarse, es el momento para descansar, dejar los problemas de lado y relajarse, para que el cerebro y su cuerpo tengan el tiempo necesario para recuperarse y comenzar con energía un nuevo día.
En algunos casos, estos lapsos de sueño suelen verse perturbados por diferentes trastornos, pero hoy en día los malos hábitos antes de dormir también influyen de manera negativa en las noches de muchas personas.
Según un estudio realizado en el año 2013 por la National Sleep Foundation de Estados Unidos, después de encuestar a 1500 personas sobre sus hábitos a la hora de ir a dormir, concluyeron que más de la mitad usaba una computadora, un teléfono celular, una laptop o una “tablet” antes de dormir.
Los expertos han denominado este mal “insomnio tecnológico”, producido por las emisiones de luz azul emitida por estos dispositivos electrónicos. Al estar expuesto a esta luminosidad, se inhibe la producción de melatonina, que es la hormona natural promotora del sueño, la cual se activa en la oscuridad.
Esta luz se relaciona con la que perciben los ojos en horas de la mañana, pero a pesar de tener altas repercusiones en el sueño, algunos expertos discrepan a la hora de catalogar este mal hábito como un trastorno del sueño, y esto se debe a que éste no tiene signos psicológicos, ni es una enfermedad mental.
Más allá de ser o no un trastorno del sueño, coinciden en que es un mal hábito, generando así diferentes consecuencias a la hora de conciliar un sueño profundo. No solo aumenta el tiempo para quedarse dormido, sino que acorta sus horas de descanso y disminuye la calidad del mismo (interrupciones del sueño llamada parasomnia).
La razón por la que disminuye su calidad es porque se reduce el sueño MOR, es decir, sueño de movimiento ocular rápido donde más sueños o imágenes oníricas se generan.
La tecnología desplaza así a la televisión como la principal causa de retrasos a la hora de dormir, y cuyas peores consecuencias de las que poco se habla son la adicción a la tecnología y la dependencia de fármacos para dormir.
En el caso de los niños, este mal hábito provoca un bajo rendimiento en estudios, pues los pequeños no descansan el tiempo necesario, generando como efecto secundario problemas de atención. Asimismo, en adultos disminuye el rendimiento laboral.
Si usted demora más de 30 minutos en conciliar el sueño, despierta frecuentemente, ronca y respira con dificultad, mueve las piernas por la noche, se levanta sin sensación de descanso o padece de soñolencia durante el día, probablemente sufra de un trastorno del sueño y se recomienda consultar a un especialista.
Para revertir tales efectos, antes de ir a dormir puede empezar por:
- Prescindir del uso de la tecnología al menos 1 hora antes.
- Leer un libro.
- Escuchar música relajante y tomar un baño caliente.
- Cenar ligero y beber una infusión relajante o leche caliente.
Este problema se ha incrementado en la actualidad, pero ahora usted tiene las herramientas para combatirlo.
ALFA