Seguramente en algún momento de su vida ha podido sentir la influencia de los aromas en el amor, curiosa e inesperadamente ha respondido a través del olfato a un recuerdo guardado durante mucho tiempo, algo que tal vez había dejado de existir en su consciente, pero que estaba en su memoria y a través del olor pudo recuperarlo; el olfato afecta decididamente sus sensaciones e influye en sus deseos por lo tanto, en la manera de conducirse.
Pueden aflorar todo tipo de recuerdos cuando la brisa le trae por ejemplo el aroma de tierra mojada, o podría “sentir” a una persona si oliera el perfume que usaba, así tenga mucho tiempo sin saber de ella; cuando está en una tienda y camina por la sección de bebés, el perfume, talco, jabón, diferentes artículos de tocador que acostumbró a usar en sus niños cuando nacieron y mientras estuvieron creciendo, ¿no lo remontan al momento en que lo hizo años atrás?, ¿no ha relacionado la fragancia del enjuague para la ropa con sábanas limpias?
Flavia dos Santos, psicóloga y sexóloga, nos cuenta que en cuestión de olores todo está basado en la percepción individual, pues “los aromas son cosas que nos remontan al pasado, desde momentos grabados en nuestra memoria hasta problemas psicológicos. Pero ¿manipular al otro a partir del olor?…es demasiado”.
Asegura que, “a los animales les toca utilizar esas formas primarias de comunicarse, de erotizar, lo que por fortuna los seres humanos podemos hacer perfectamente”.
“Además propongo un ejemplo: durante el periodo fértil las mujeres emiten un aroma que seduce, genera una guerra química. Si la reacción fuese como en los animales, que no se pueden controlar, en las empresas no se podría trabajar ni habría nada productivo en el mundo”, plantea dos Santos.
El psicólogo clínico de la Pontificia Universidad Javeriana, José Ricardo Álvarez, reconoce que “cuando la persona utiliza la esencia olfativa, como un coadyuvante a motivaciones, emociones internas, deseos, anhelos, etc., la capacidad de las feromonas de mejorar el comportamiento que lleva al erotismo o a la atracción, puede ser notorio, aunque más para unas personas que para otras”, pero que si bien esto sucede, “las feromonas tienen mayor influencia en humanos, mientras menos desarrollo social, cultural y psicológico se tenga”.
“Lo que atrae y lo que conquista a una mujer, o lo que la hace más conquistadora o atractiva, además de las feromonas, son otras variables que quizás tengan incluso más potencia e intensidad que los mensajeros químicos”, asevera Álvarez.
Por su parte, el genetista colombiano Emilio Yunis Turbay afirma que “la reproducción humana está esencialmente ligada a la producción hormonal y a la capacidad de las personas para detectar los olores que ésta descarga e interpretarlos como estímulos sexuales”. Pero que “aun así los seres humanos lo echaron a un lado cuando presuntuosamente empezaron a andar en dos patas y a darle más importancia a la vista”.
ALFA