Puede tener uno, dos o quince hijos que ninguno de ellos será igual al otro, el sólo hecho de ser entes individuales, establece que no puede darles el mismo cuidado, ni corregirlos de la misma manera, que cada uno necesita su espacio, su tiempo y su dedicación, que para ayudarlos desde edad temprana debe incentivar a sus hijos a estudiar, para valerse por sí mismos y defenderse a lo largo de sus vidas.
Entre las necesidades más importantes están los estudios, hay padres y madres que se acostumbran a generalizar y subestimar la actuación del niño, e inclusive a desacreditarlo frente al resto de la familia, no teniendo en cuenta que cada quien tiene su propio ritmo; expresiones como “a tu edad ya tu hermano escribía clarito”, “al hijo de Julián nadie lo ayuda a hacer la tarea” o “¿esas fueron las notas que sacaste?”, son comentarios que en nada alientan a quien están dirigidas para que mejore en ésta o cualquier otra situación.
Es bueno dejarles su espacio observando como tratan de solucionar problemas y sólo cuando usted se convence que no está enfocando de manera acertada la solución o cuando él se lo pide, entonces vaya explicándole paso a paso con verdadera paciencia, colocándose en su lugar, como puede lograr que la realidad se devele frente a sus ojos y tal vez, mucho antes de que termine la explicación, ya el chico habrá entendido y puede llegar al resultado sin más ayuda.
La transición a la que deben enfrentar de su educación inicial donde aprender a compartir, jugar, recortar, delinear, para de repente pasar a la educación primaria, no es tarea fácil; allí comienzan sus primeras lágrimas de impotencia pues viene de un mundo de caramelo, no se lo haga más difícil, ¡ayúdelo!; dígale que si puede, que no hay prisa, que a usted también se le hizo difícil, que si lo va a conseguir, estimúlelo positivamente.
El profesor online y escritor David Calle, manifiesta que “los padres deben ser exigentes, un equilibrio entre firmes, pero cariñosos. Debemos regañarlos, desde el cariño y el respeto, pero debemos hacerlo. De hecho, les ayuda a tolerar el fracaso y a aceptar la crítica”; también dice que “es bueno compartir con nuestros hijos tanto nuestros éxitos, como nuestros fracasos, que sepan que nadie es infalible, pero que el esfuerzo y el trabajo duro tiene recompensas”.
Paulatinamente, sin que se percate de ello, el niño irá creciendo sin su ayuda, comenzará a independizarse y a madurar; si lo ha sabido estimular, ganarán todos y ese será el mejor regalo que le brindará para su desarrollo y progreso. Los padres deben involucrarse activamente en el proceso de aprendizaje de su hijo, revisar sus cuadernos y tareas regularmente, apoyarlo en sus proyectos de investigación, conservar una buena relación con sus profesores, asistir a todas las reuniones del colegio y colaborar con todas las actividades recreativas y culturales de la escuela.
ALFA