Las joyas de la Corona Rusa siempre han sido las más ostentosas de Europa, llenas de diamantes, rubíes y zafiros haciendo alarde de superioridad.  Además son piezas elaboradas con materiales como el oro principalmente y con las gemas más impresionantes. Conozcamos un poco sobre las estas impresionantes joyas.

Una muestra de ello es el famoso gorro Monómaco”, la más antigua de las insignias de los zares rusos, está elaborada en planchas de oro y decorada con más de 40 piedras preciosas entre las que destacan: zafiros, rubíes, esmeraldas y perlas; además, cuenta con la apreciada piel de marta en el borde. Esta pieza con forma de tocado asiático, fue elaborada a finales del siglo XIV, obsequiada al príncipe Iván Katita y solo era utilizada en el momento de su coronación. El último zar ruso que portó el gorro Monómaco fue Iván V.

Otra de las joyas celebres de la Corona Rusa es el Diamante Orlov, que fue propiedad de Catalina “La Grande” y que adornaba el cetro real. Según cuenta la leyenda, el amante de Catalina, Gregory Orlov, obsequió esta piedra de 189,62 quilates a Catalina, aunque otros afirman que fue la emperatriz quien adquirió la hermosa gema con dinero de las arcas reales.

Este inmenso diamante formó parte de la estatua de la deidad Ranganatha en un santuario hindú que según cuenta la historia fue robado por un soldado francés,  que luego de viajar por Londres y cambiar varias veces de  dueño hasta llego a la colección de Catalina “La Grande”, aunque la manera en que la obtuvo está aún en duda.

Por su parte la denominada Tiara Vladimir, es una hermosa pieza de diamantes y perlas en forma de gotas, que tuvo su origen en el Imperio ruso durante el siglo XIX.  Fue un obsequio del duque Vladimir Aljandrovich a María de Mecklengurg para su boda. Posterior a la revolución, la duquesa logró escapar con sus joyas y años más tarde tras su muerte, su hija vendió las joyas a la reina María de Teck, abuela de Isabel II, siendo esta última quien hoy ostenta la famosa tiara de manera habitual.

De acuerdo a historiadores, Alejandra Feodorovna, esposa de Nicolás II, poseía la colección de joyas más impresionantes del imperio ruso. Destacando un broche de Fabergé con forma de rosa de té, adornado con diamantes de colores y una lanza elaborada de perlas de gran tamaño. Estas joyas fueron trasladadas a Siberia por la emperatriz, cambiando los botones de sus ropas por diamantes y camuflando en el interior de los sombreros, cinturones y ropa interior otras joyas de valor. Al ser ejecutada la familia real, las joyas pasaron a manos de los bolcheviques.

Sin embargo, estas son solo algunas de las joyas de la Corona Rusa. También es muy conocida y de gran valor la Corona Imperial que cuenta con 4936 diamantes, siete piedras históricas de la colección rusa, decorada con perlas y con un peso de 398,72 quilates. La espinela, es rematada por una Cruz de diamantes.

ALFA