Jueves, 10 de diciembre de 2015. La naturaleza no deja de sorprender, tal es el caso de la impresionante migración anual de los cangrejos rojos de la Isla Navidad en Australia; un espectáculo que ocurre en octubre, pero que en este año comenzó un poco tarde. Millones de crustáceos han comenzado su viaje anual hacia el océano, registrando así la migración del cangrejo de tierra más grande del mundo.
Los Cangrejos rojos son invertebrados, omnívoros; es decir, que sus alimentos son de origen animal o vegetal. Se consideran carroñeros oportunistas de unos 12,70 cm; originarios de esta Isla y no se encuentran en ningún otro lugar del planeta. Esta migración es mundialmente conocida por los turistas y lugareños, quienes acuden a ver cómo los cangrejos parten para poner sus huevos cerca del Océano Pacífico.
Con las lluvias en octubre o noviembre, comienzan su legendaria migración en dirección a los predios de apareamiento junto al mar; moviéndose en coloridas y masivas oleadas que inundan y sobrepasan todos los obstáculos, los bosques, terrenos rocosos e incluso las carreteras más transitadas; donde tristemente son frecuentemente aplastados por los vehículos, sin omitir, que pueden causar accidentes debido a sus exoesqueletos duros, perforando neumáticos. En los últimos años añadieron redes, túneles y lugares de cruce con el fin de proteger a cada uno de los cangrejos rojos y reducir las bajas.
La mayor parte del año, los cangrejos rojos son moradores solitarios de las madrigueras que cavan en toda la selva; activos durante el día aunque prefieren yacer a la sombra, ya que pueden morir deshidratados debido al calor asfixiante de la luz solar directa. En las temporadas secas se esconden en estos refugios para conservar la hidratación corporal y prácticamente permanecen allí durante dos o tres meses.
Este viaje anual está estrechamente vinculado a los ciclos lunares. Los cangrejos llegan a la costa sumergiéndose de inmediato en el agua, para así reponer la humedad del cuerpo y las sales perdidas. Luego los machos cavan unas madrigueras en el suelo, donde se aparearán de forma tal que las hembras puedan producir suficientes huevos durante doce días antes de liberarlas al mar; en el momento preciso en que la marea comienza a subir entre el cuarto menguante y la luna nueva; período en que el nivel del mar presenta una menor variación y ofrece un acercamiento más sencillo. Si el tiempo llegara a atrasarse, los cangrejos migratorios aplazarían el desove hasta el siguiente ciclo lunar.
Los huevos terminan su desarrollo, y en unas cuatro semanas salen del mar los nuevos cangrejillos; realizando su propia migración bosque adentro donde crecerán. Cuando alcancen la edad de cuatro años, cumplirán la tradicional mega-migración que una vez hicieron sus padres hacia el mar; brindándole al mundo uno de los mayores espectáculos naturales que se puedan presenciar.
ALFA