IMPONENTE JOYERÍA EGIPCIA

Los egipcios creían en las propiedades protectoras de las joyas. A manera de amuleto, la joyería egipcia tenía un halo de magia y religiosidad, sumamente importante para esta civilización. Tanto con materiales sencillos como con gemas preciosas, en Egipto usar una joya era una cuestión más allá de estatus, liderazgo, y poder.

Las culturas antecesoras de los egipcios, Badari y Naqara, tenían arraigado la fabricación de joyas con ramas, conchas, semillas, piedras y huesos. Posteriormente fueron evolucionando, dándoles brillo con sustancias cristalinas, hasta finalizar en el uso de gemas semipreciosas y valiosos metales como el oro, al hallarse las minas en el Desierto Este y el Desierto de Nubia.

El oro tan común como la arena en Egipto. De hecho, había tanto que no tenían necesidad de comercializarlo. Junto a este metal, eran igualmente comunes gemas como la turquesa, la cornalina y el lapislázuli; además del vidrio, o en ese entonces llamado baño de falence.

Conforme a las técnicas artesanales de orfebrería, la joyería egipcia demuestra el uso del enhebrado, la cual consistía en ir colocando dentro de uno o varios hilos estructurados diferentes piedras; el cincelado, con el cual el material iba cediendo a base de los golpes del cincel; y la soldadura, en la que el carbón al rojo vivo hacía ceder cualquier material.

Entre los descubrimientos realizados ha sido popular hallar incrustaciones de piedras semi-preciosas, lo que indica ser una costumbre que heredada de generación en generación. Incluso, las joyas les acompañaban hasta en la muerte pues han sido las tumbas donde más tesoros se han encontrado, y todavía faltan por encontrar de acuerdo a los jeroglíficos descifrados.

Llama en particular la atención los pectorales usados tanto por los reyes y las reinas egipcias, como por los súbditos. Eran usualmente hechos de oro o metal cromado, pero incluso podían hacerse con materiales simples y sin tanto lujo, al cual luego pintaban de amarillo para que tomase la apariencia de oro y poder ser un objeto del cual presumir.

Para que tenga una idea de lo común que eran las joyas en el antiguo Egipto, basta narrar una anécdota en particular de un hallazgo realizado en 1916. Ocurría una violenta tormenta al oeste de Tebas. En el desierto es común que además de las tormentas de arena, ocurran inundaciones importantes, como tal era el caso sucedido en Tebas. Cuando el fenómeno pasó, los habitantes del pueblo lograron encontrar en una zona residencial llamada Traiqaaaly un enorme tesoro que data de más de 3000 a.C.

Por otra parte, pese a los saqueos de los que han sido víctimas las tumbas de los reyes y nobles egipcios, aun así se han logrado recuperar valiosos tesoros. Tal fue el caso de la tumba de Tutankamón en el año 1923. La enorme cantidad de joyas en oro y plata, a pesar de ser considerado uno de los reyes más pobres, atrajo sin duda la atención mundial al reconocer a esta cultura como los antepasados a honrar de la orfebrería actual.