La hiperhidrosis, o sudoración excesiva es un padecimiento que puede suceder en diferentes áreas del cuerpo, apareciendo los primeros síntomas en las etapas de la infancia, o en la pubertad. Detectada como una condición hereditaria, estudios señalan que un 3% de la población mundial padece de hiperhidrosis.
Las causas detrás de la excesiva producción de sudor permanecen desconocidas. Sin embargo, para tratar la sudoración desmesurada se han planteado diferentes tratamientos a nivel dermatológico. Entre las consecuencias más graves de la hiperhidrosis están el mal olor, la irritación, e incluso la pigmentación de la piel.
El primer paso a seguir es la prevención. Es recomendable usar ropa cómoda de fibras sintéticas, pues en cambio de las fibras naturales, estas mantienen la prenda seca. Así mismo, el lugar de trabajo, estudio, o descanso debe permanecer ventilado. Existen otros factores necesarios a la hora de prevenir la hiperhidrosis, como evitar el consumo de alcohol y tabaco, pues estos tienden a hacer que la persona transpire más de lo usual.
Una buena rutina de higiene es fundamental, más, cuando se está en un caso de sudoración donde el mal olor o la pigmentación ya se han hecho parte del problema. Productos como el desodorante y el talco serán sus más grandes aliados.
Si la prevención no es suficiente para controlar la hiperhidrosis, es momento de acudir a un especialista, para dar con algunas de las diferentes alternativas que se prestan a fin de solucionar este padecimiento, como lo son, las inyecciones de botox, aplicación de iontoforesis, o también con medicación.
Con respecto a la primera, consiste en la inyección de toxina botulínica, mejor conocida como botox, en las áreas a atacar. Este método se usa específicamente para las zonas de las axilas. Esta medida es bastante compleja, pues cada seis meses se requiere renovar la dosis, e incluso existen personas que son alérgicas al medicamento, por lo que hay que tener mucho cuidado al momento de elegirla como alternativa.
Por su parte, la iontoforesis consiste en toques de corriente en bajo voltaje por la zona afectada, logrando que las proteínas superficiales se coagulen, y bloqueen las glándulas sudoríparas. Con respecto a la medicación, son usados anticolinérgicos, los cuales, si bien pueden referir a una disminución considerable de la sudoración, tienen efectos secundarios.
Actualmente, el láser se ha prestado como un método menos agresivo, e igualmente efectivo. De acuerdo al doctor, Alberto Morano, con este método se emplea la cánula de lipo-laser para eliminar las glándulas sudoríparas mediante el efecto calórico. Si bien es un tratamiento reciente, los resultados que ha presentado han sido efectivos, sin consecuencias a considerar, por lo que poco a poco ha tomado la delantera al momento de afrontar la hiperhidrosis.
Una enfermedad que afecta tanto la autoestima de la persona, como el desarrollo de sus relaciones sociales, la hiperhidrosis es una condición que solo empeora al no controlarse debidamente, por lo que buscar la ayuda necesaria y a tiempo será lo justo para evitar graves repercusiones en su bienestar integral.
ALFA