Desde el momento en que se nace, empieza la lucha por conservarse joven y saludable, para luego envejecer de una manera digna. Esto no es tarea fácil, ya que con el paso del tiempo los malos hábitos alimenticios, la contaminación ambiental, y las toxinas que se acumulan en la piel, van acelerando el deterioro del organismo.

En líneas generales, todos los conceptos arriba desglosados se podrían sintetizar en uno solo: “los radicales libres son los que conllevan al deterioro de la piel”.

Los radicales libres son moléculas altamente reactivas, y la consecuencia de estas reacciones genera una desorganización en las membranas celulares del organismo, dicho desorden es letal para las células.

Los radicales libres se forman en muchos procesos del cuerpo, por ejemplo, por el metabolismo o por el sistema inmune para atacar virus y bacterias. Sin embargo, existen factores ambientales, como la contaminación, cigarrillo, mala alimentación, que aumenta la dosis de radicales libres que hay en el cuerpo. El organismo maneja los radicales libres que se producen de forma natural, pero si la producción de los mismos es excesiva, se producen daños en el cuerpo.

Estos son los encargados del envejecimiento prematuro. Personas menos expuestas al exceso de radicales libres envejecerán más tardíamente. Pero además, los radicales libres pueden causar enfermedades cardiovasculares, aumentando considerablemente los niveles de colesterol malo, además de aumentar el riesgo de cáncer, en particular de boca, faringe y esófago. Los radicales libres también están involucrados en la enfermedad de Parkinson, el Alzheimer, la arterioesclerosis y la diabetes.

Afortunadamente, las células cuentan con un poderoso  protector y defensor de enzimas, y sustancias conocidas como antioxidantes. La clave para no perder la batalla y proteger a las células del daño, está en esas sustancias llamadas antioxidantes, cuya presencia inhibe la tasa de oxidación y como tal, es de gran utilidad para enfrentar a los radicales libres. Son de naturaleza variada y entre ellos se encuentran las vitaminas A, C y E, el Zinc, el cobre, así como el Omega 3 y la Luteína.

A continuación se presentaran algunos alimentos con beneficios antioxidantes. El betacaroteno (pro-vitamina A), se encuentra en frutas como el melón, melocotón, mango, espinacas, tomates, zanahoria. La vitamina E (tocoferol), en moras, aguacate, tomates, zanahorias, brócoli, espárragos y espinacas. La vitamina C (ácido ascórbico) en fresas, limón, kiwi, naranjas, melón, tomates, pimiento verde, coliflor, coles y nabos. El selenio en las carnes, pescado, nueces, productos lácteos y cereales integrales. Los flavonoides en los cítricos, bayas, ginkgo biloba, espino amarillo, cebolla roja, perejil, legumbres, té blanco, té verde, vino tinto y chocolate negro.

Es importante comer frutas, verduras, beber suficiente agua, respirar aire puro y tener unos hábitos saludables para contrarrestar el desarrollo de radicales libres, sin embargo, es un hecho que no se puede eliminar pero sí frenar.

La conducta más conveniente usted ya la conoce. ¡Hágale la guerra a los radicales libres, rejuvenézcase, cuide sus células y viva más!

ALFA