En nuestro día a día, el ritmo de vida, la falta conocimientos y el descuido nos llevan a adoptar hábitos cotidianos que terminan convirtiéndose en costumbres. Si bien, muchos de ellos parecen inofensivos, a la larga y casi sin darnos cuenta pueden terminar afectando nuestra salud, llevándonos a padecer enfermedades que incluso podrían llegar a ser crónicas o mortales. Acompáñenos a descubrir cuáles son, algunos de esos hábitos comunes que pueden causarnos enfermedades:
Dormir menos de lo que debemos: el ser humano debe descansar entre 7 y 9 horas al día, por eso, aunque parezca trillado, no hay que subestimar la importancia del sueño. Un estudio realizado por la Universidad de Texas, sugiere que las personas que duermen solo 5 o 6 horas son más propensas a sufrir enfermedades cerebrovasculares, diabetes, obesidad, pérdida de memoria y deterioro de los huesos. Por tanto, no lo tome a la ligera y por el contrario tómese el descanso necesario.
Estresarse por todo: Aunque a veces un poco de estrés puede darnos la energía para resolver ciertas situaciones y problemas. Estresarnos por todo, puede llevarnos a elevados niveles de estrés, que pueden tener consecuencias negativas para nuestra salud, entre ellas: insomnio, dolores musculares, ansiedad, presión alta y debilitamiento del sistema inmune; Según demuestran los estudios el estrés puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, depresión y obesidad.
Tomar el sol sin protección: si bien nuestro cuerpo produce Vitamina D cuando nos exponemos directamente el sol, tanta exposición no siempre resulta buena, sobre todo sin protección. Según un informe de la Organización mundial de la salud publicado en 2006, la exposición prolongada a los rayos del sol puede tener varias consecuencias para la salud, entre ellas cáncer de piel, envejecimiento prematuro y trastornos de la vista.
Esto ocurre porque, entre nuestros hábitos comunes, solemos protegernos y limitar la exposición al sol únicamente cuando vamos a la playa, pero no lo hacemos el resto del tiempo.
Disminuir el consumo de agua: para nadie es un secreto que no tomar suficiente agua puede traer diversas consecuencias. Sin embargo, producto del agitado ritmo de vida actual son muchas las personas que sustituyen el agua por refresco, jugos o aguas saborizadas sin pensar en las consecuencias. Pues, al hacerlo también estamos consumiendo altas cantidades de sodio y calorías.
Además, debemos tener en cuenta que, según varios estudios, entre ellos uno realizado por la revista médica BMJ, el consumo de bebidas azucaradas se asocia con un mayor riesgo de padecer cáncer. Por eso, una de tantas recomendaciones consiste en llevar siempre consigo una botella de agua.
Estilo de vida sedentario: aunque son conocidos los beneficios de hacer ejercicio regularmente. No hacerlo, es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar diversas enfermedades como la diabetes, obesidad e hipertensión, así como el fallecimiento prematuro. Lamentablemente, solo una parte de los adultos se ejercitan habitualmente, y alarmantemente el porcentaje parece cada vez menor, dada la falta de conciencia sobre la relación entre el sedentarismo y la salud.
Hay que tener en cuenta que, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, para evitar el sedentarismo debemos dedicar como mínimo 150 minutos semanales de actividad física moderada o 75 minutos semanales de actividad física vigorosa.
Saltarse las comidas: ya sea por falta de tiempo o por miedo a subir de peso, muchos cometemos el error de saltarnos alguna comida, sobre todo el desayuno, pensando que con ello estamos cuidando nuestra salud. Pero, realmente no es así, ya que, este es uno de los hábitos comunes que a la larga pueden causarnos gastritis o colitis.
Asimismo, esto también puede derivar en otros problemas como el aumento de peso, producto del consumo de cantidades mayores de alimento después de tener horas sin comer nada; o la diabetes, pues al tener muchas horas sin comer, podríamos originar altos niveles de glucosa. Según lo señala un estudio del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos.
No cambiar frecuentemente las almohadas, sabanas y colchones: todos sabemos que mientras dormimos, en estos enseres se acumulan hongos, bacterias, ácaros, células muertas y partículas presentes en el ambiente, que pueden ser los causantes de alergias y otras complicaciones como la pediculosis y la escabiosis (o sarna).
Por ello, los expertos recomiendan realizar un cambio periódico de ellos, así como lavar las sábanas como mínimo dos veces por semana, con agua caliente para eliminar eficazmente las bacterias. Además de usar protectores impermeables para almohadas y colchones.
Comer carne asada: disfrutar de una deliciosa carne asada, es uno de los hábitos comunes que muchos tenemos y que nos permite compartir con familiares y amigos, pero, esto podría ser nocivo para la salud por varias razones. Un estudio publicado por la Universidad de Harvard ha revelado que el consumo de carne asada podría aumentar el riesgo de padecer diabetes. Además, el humo que sale de la carne mientras se cocina, podría tener un efecto cancerígeno, aparte de causar afecciones respiratorias.
Lo que sucede, es que, al ser expuestas a alta temperaturas, las carnes liberan Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos, que son sustancia toxicas capaces de cambiar el ADN y causar cáncer. En consecuencia, los médicos y científicos recomiendas cocinar las carnes a temperaturas moderadas, además de reducir su consumo habitual.
Alimentarse inadecuadamente: el ritmo de vida actual, nos ha llevado a la ingesta de cualquier tipo de comidas, incluyendo el excesivo consumo de los alimentos procesados. Lo que da como resultado un desbalance nutricional, por el exceso o falta de los nutrientes requeridos por el cuerpo.
Sin duda, uno de los hábitos comunes, que según señalan varios artículos, como el publicado en 2002 por la famosa revista médica británica “The Lancet”, podrían incrementar el riesgo de padecer trastornos del sueño, obesidad, diabetes y diferentes tipos de cáncer entre otros. Para evitar estos problemas, expertos recomiendan entre otros consejos, seguir una dieta rica en frutas, verduras naturales y fibra; y disminuir el consumo de carnes rojas, alimentos ricos en grasas saturadas y alimentos procesados.
Como se puede notar, la adopción de hábitos saludables, es sin duda alguna muy importante para prevenir la aparición de enfermedades. Por ello, debemos estar conscientes y prestar mayor atención a todo lo que realizamos a diario, pues, es posible que estemos llevando otros hábitos comunes que podrían perjudicar nuestra salud.
ALFA