Vivir en pareja es más que habitar una casa juntos: es empezar a compartir la vida con la persona que ama. Por esta razón, debe pensar muy bien antes de dar este gran paso en la relación. Las parejas que se mudan juntos por motivos erróneos, están destinadas al fracaso.
Muchas personas toman esta decisión para ahorrar dinero o porque piensan que este paso las llevará al matrimonio. Pero lo cierto es que, si de verdad quiere casarse, evite mudarse con su novio. Él pensará «¿para qué el matrimonio si ya vivimos juntos?».
Algunas mujeres lo ven como una prueba y piensan que es la forma de averiguar si se llevarán bien juntos a la hora de estar casados. Lo cierto es que si no están preparados, no funcionará. Antes de dar el gran paso piense: ¿se siente obligada de alguna manera?, ¿siente que es lo que hará feliz a la otra persona en lugar de a usted?, ¿se siente presionada por la sociedad?
Si alguna de éstas es su motivación para mudarse, no lo haga. Habrá cambios en su rutina y perderá algunas de las costumbres que tiene para adaptarte a otras en común. Para convivir con otra persona tiene que estar íntimamente convencida de que realmente quiere dar el paso. Esta decisión tiene que producirle entusiasmo y felicidad. Si no es así, no se apresure.
La realidad es que es importante conocerse muy bien, saber lo mejor y lo peor de cada uno, conocer los puntos fuertes, como también los débiles. Además se debe tener la capacidad de enfrentar cualquier tipo de situación o problema y poder solucionarlo.
Pero ¿cuándo es hora de mudarse con él? Tome nota de los siguientes consejos para saber cuál es el momento perfecto para irse a vivir con su pareja. Principalmente deben conocerse el uno al otro. No obstante, es cierto que hay cosas que solamente llegará a averiguar una vez que vivan juntos.
Sin embargo, es necesario que tengan mucho tiempo de relación y que convivan la mayor parte del tiempo antes de tomar esta decisión. No olviden además tener la suficiente estabilidad económica y aceptarse mutuamente, tanto las cosas buenas como las malas.
Si se aman, se respetan y poseen las anteriores condiciones, pueden llevar a cabo la mudanza; sin olvidar que es necesario que sepan adaptarse a la convivencia diaria, a algunos episodios de mal humor o a los hábitos de la otra persona. Asegúrese de que sus estilos de vida sean compatibles. Cuestiones que parecen menores podrían resultar ser grandes problemas. Por ejemplo, odia las mascotas pero su pareja quiere traer a su perro a vivir con ustedes; no soporta los almuerzos familiares los domingos pero para su pareja es «sagrada» la tradición de comer con sus padres.
No obstante, no todo es malo en la convivencia en pareja. Simplemente debe tener en mente estas consideraciones y estar segura de lo que quiere. Fácilmente se acostumbrará a que su compañero la espere con los brazos abiertos cuando llegue del trabajo o a que de vez en cuando le lleven el desayuno a la cama.
ALFA