Si tiene pensado un viaje romántico, no deje de visitar el Chateaud de Chambord, un lugar para enamorarse a solo 90 minutos de París, Francia. El mayor y más bello castillo de la región del centro de Valle de Loira, se construyó sin escalas y con el mayor desprecio por las cosas mundanas. Una de las edificaciones francesas más reconocidas del planeta por la manera tan peculiar de mezclar formas y tradiciones medievales con la estructura clásica italiana.
El castillo es una maravilla de cuento de hadas o de caballeros andantes y princesas encantadas. De hecho, un espacio del palacio sirvió como ilustración del Amadís de Gaula una obra maestra de la literatura medieval en castellano y el más famoso de los llamados libros de caballerías de 1543.
Chambord era un palacete más dentro de la asombrosa serie de construcciones que promovió durante toda su vida el Rey Francisco I, conocido como el Padre y Restaurador de las Letras, el Rey Caballero y el Rey Guerrero. Fue consagrado como monarca de Francia el 25 de enero de 1515 en la catedral de Reims y reinó hasta su muerte en 1547.
El palacio fue preconcebido en 1519, y drásticamente reformado en 1526 a su regreso de su humillante prisión en Madrid, tras ser capturado en la Batalla de Pavía por las tropas imperiales viéndose obligado a firmar el Tratado de Madrid es mismo año, por el cual debería renunciar a sus derechos sobre importantes zonas de la península itálica (Milanesado, Génova y Nápoles) y otros territorios vecinos del reino de Francia (Borgoña, Artois, Tournai y Flandes).
Un hecho curioso de esa aprehensión fue que la espada de Francisco I, capturada en dicha batalla, permaneció en España durante 283 años hasta el 31 de marzo de 1808, fecha en que fue entregada en Madrid al ejército invasor francés para hacérsela llegar a Napoleón Bonaparte.
Este palacio con tanta historia constituye un diseño arquitectónico importante para la región, pues fue concluido en líneas generales en un período de tiempo relativamente corto. Por su construcción de orden compuesto, expone bien el gusto del momento y las posibilidades de diseño estructural para la época; el más imaginativo de la arquitectura francesa.
La edificación refleja tres ideas arquitectónicas fundamentales: jónico, dórico y corintio, y lo hace con una maestría inconmensurable. Sin embargo, hay que reconocer que el resultado fue fruto de varias intervenciones sucesivas con diversos propósitos. Inicialmente, Chambord estaba previsto como una residencia esporádica, una entre varias, donde el Rey encontraría diversión y descanso, rodeado de sus amigos y cortesanos.
Por si no lo sabía, el Castillo de Chambord sirvió de inspiración a los creadores de “La Bella y la Bestia”, quienes luego de un recorrido tomaron la decisión que así sería la mansión de la Bestia en su próximo largometraje. Una historia de amor conocida por todos pero esta vez tuvo como escenario el palacio más grande de Valle de Loira, lugar en el que consumó la historia prohibida entre Francisco I y su amante, Claude Rohan, la Condesa de Thoury.
ALFA