Muy probablemente usted ha oído hablar del hermoso zafiro de Cachemira, esa región entre la India y Pakistán, donde existe una gran tensión política; y desde hace muchos años, los militares y los independentistas locales se disputan su dominio. Es allí, en esa tensa zona del mundo, donde justamente está Zanskar, localidad que se encuentra ubicada en la parte hindú, donde se producía el famoso Zafiro de Cachemira; desde que en el año 1881 fueron encontradas las primeras piezas de estas gemas tan hermosas y costosas.
La historia sobre estas piedras es muy interesante, y es que un gran deslizamiento de tierra que se produjo en lo más alto de la cordillera del Himalaya, a unos 4.500 metros de altura aproximadamente, específicamente en la región de Padar, fue lo que reveló este gran depósito de gemas extraordinarias, que los montañeros de la región, las cambiaban por sal, cuando comenzó el proceso de explotación.
Incluso los mineros, de manera ingenua, sin saber el gran valor que estas piedras tenían, las cambiaban por partes iguales; y como poseen una gran dureza (9 en la escala Mohs), las usaban para afilar los utensilios de trabajo. Imagínense cuál sería su reacción cuando al cabo de un tiempo, conocieron su alto precio.
Es así como, posteriormente en el año 1882, un pequeño grupo de joyeros compró una gran cantidad de zafiros por un precio de 90.000 dólares; y por este motivo, el Maharajá de Cachemira se dio cuenta de su enorme valor, y se apoderó de las minas, custodiándolas con militares y prohibiendo el comercio no controlado de estas piedras preciosas.
Es así como el Zafiro de Cachemira, viene a ser la piedra de la inmortalidad para los hindúes, y posee un profundo simbolismo para los antiguos persas, quienes creían que el universo se asentaba sobre un mar de zafiros. Con este gran valor espiritual, pero también económico, el gobierno del Maharajá pudo extraer muchas gemas entre los años 1882 y 1887, cuando la mina estuvo muy productiva, y se extraían grandes gemas de alta calidad y belleza.
Sin embargo, en el año 1887, decayó drásticamente la producción, por lo que el Maharajá de Cachemira solicitó asistencia geológica al gobierno de la India inglesa, como alternativa para mejorar la producción y no perder esta gran fuente de ingresos para su gobierno; pero se corroboró que la mina original estaba agotada, lo que ocasionó un período de muy poca extracción de estas piedras.
Es así como, la explotación del zafiro de Cachemira se pudo mantener activa hasta el año 1979, por el agotamiento de los yacimientos, lo que provocó la brusca paralización de esta actividad minera; aunque posteriormente, se han encontrado algunas piezas de manera muy esporádica, que logran verse de vez en cuando en el mercado.
Al pasar el tiempo, algunos yacimientos han sido reabiertos, siendo los de mayor actividad, las minas de Padder en la cordillera del Himalaya, donde hay una quincena de mineros que las explotan durante unos meses al año, cuando el clima no es tan inclemente, por las bajas temperaturas, bajo vigilancia policial y militar.
En este proceso de explotación, se estima que se pueden extraer entre 50 a 100 gramos de zafiro de Cachemira diariamente; los cuales son ubicados por los mineros, en las venas de un silicato de aluminio de color blanco, llamado kaolinita, y que posteriormente son trasladados por los militares que custodian las minas, hacia Kichtwar. el pueblo más cercano a estos centros de extracción de una de las piedras preciosas más raras del mundo, y que se caracteriza por poseer inclusiones de rutilo, que lo hace tener una apariencia adormecida o el efecto llamado “terciopelo azul”.
Por otra parte, el zafiro de Cachemira es muy valorado en el mercado de piedras preciosas, por su fabuloso color azul aciano, que ninguna gema lo iguala; y su calidad puede compararse con algunos de los mejores zafiros de Birmania y de Ceilán; sin embargo, este zafiro sigue teniendo la fama de ser el mejor del mundo, por su extrema rareza y belleza.
Actualmente, este zafiro es mostrado muy pocas veces, ni siquiera en las subastas de piedras preciosas más importantes del mundo. Sin embargo, en el año 2007, se llevó a cabo una subasta en Christie’s donde se logró vender un zafiro de Cachemira de 22,66 quilates; que estaba engarzado en un colgante rodeado de diamantes, por un precio de 3.064.000 dólares; lo que da un valor de 135 mil dólares por quilate; estableciéndose un record asociado a la venta de zafiros.
Por otra parte, recientemente en el principado de Mónaco, se ha vendido un zafiro de Cachemira de 10,81 quilates a un comerciante de diamantes suizo, en un precio de 750.000 euros; y seguramente pasarán algunos años para que se pueda ver otro zafiro de gran tamaño en las subastas más reconocidas del mundo.
ALFA