El síndrome o estrés del cuidador, también llamado fatiga de compasión, es un síndrome poco conocido que afecta a las personas que desempañan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. Es un trastorno que puede acarrear graves implicaciones a nivel físico como psicológico y que afecta cada vez más, a trabajadores de la salud como a familiares.
Las personas que afrontan la responsabilidad de cuidar a un paciente o familiar, permanentemente, consumiendo todo su tiempo y asumiendo una serie de tareas, esfuerzos, exigencias y tensiones derivadas de dicho cuidado, pueden comenzar a sufrir episodios de variable intensidad de estrés. Aunque este síndrome, sea muy poco mencionado, ha existido social y culturalmente de manera silenciosa en muchos hogares y normalmente se ha asumido por las esposas, hijos o familiares directos cuyo paciente tiende a padecer algún problema crónico mental, entre otros.
El cansancio, la desesperanza, la depresión y sentimientos encontrados como la rabia, la hostilidad hacia el enfermo, además de la desconexión consigo mismo, con el tiempo afectarán al cuidador y eso va a variar, según el apoyo y la ayuda de otros familiares que será imprescindible para el estrés del cuidador.
Ahora bien, si usted se encuentra dentro de este grupo de personas o tiene a algún familiar cercano que cumple este rol de cuidador a tiempo completo y observa características como las siguientes: trastornos del sueño, irritabilidad, cansancio, dolores, resentimiento, desesperanza, aislamiento y pérdida de interés, altos niveles de ansiedad, alteración de la memoria, hipocondría, pérdida de apetito, entre otras, debe acudir a un especialista que le brinde ayuda.
Asimismo, es muy normal que estas personas tengan una salud más vulnerable que el resto de los miembros de la familia, incluyendo patologías cardiovasculares, problemas respiratorios, alteraciones en el sistema inmunológico, problemas gastrointestinales y osteomusculares. No obstante, padeciendo estos trastornos, no suelen acudir a consultas médicas y tienden a automedicarse con ansiolíticos e hipnóticos, agravando, de esta manera la situación que vive.
Por lo tanto, ¿ante situaciones como estas, qué debería hacerse para evitar el síndrome del cuidador? Primero que nada terapia psicológica, evite la automedicación, vaya al médico siempre que se sienta mal y realice los exámenes pertinentes; lea y busque informarse sobre los cuidados que precisa la persona que va a cuidar, realice actividades que le gustan, haga ejercicio, cuide su aspecto físico, salga de vacaciones; semanalmente tome tiempo para usted y pida la colaboración de otro familiar o amigo mientras usted se oxigena y recarga energías para continuar la labor.
Lo importante es que identifique su situación y entienda que no es la única ante estas vivencias; tomando esto en cuenta pida la ayuda necesaria para mejorar su salud y manejar el día a día con mejores herramientas. Recuerde que su calidad de vida debe ser primordial para usted, ya que tener estas responsabilidades, en muchas ocasiones, implica tener en sus manos la vida de alguien más y por tanto, todo lo que haga para mantenerse bien será necesario.
ALFA