La existencia del campo electromagnético del corazón humano es una realidad, aunque a muchas personas les resulte extraño; ya que por mucho tiempo se ha pensado que este órgano es una simple bomba; pero en la actualidad se ha comprobado científicamente que éste es un sistema muy complejo, que posee su propio cerebro; así como lo está leyendo, y además algunos estudios de neuro cardiología han demostrado que es un órgano sensorial; capaz de recibir, procesar y enviar información, de una manera muy eficaz y sofisticada.
Es por ello, que a este sistema nervioso ubicado en nuestro corazón, se le ha llamado el cerebro del corazón; que le provee la capacidad independiente de la corteza cerebral; de recibir, aprender, recordar y hasta tomar decisiones de tipo funcional que puede transmitir al mismo cerebro, y las mismas pueden incidir en las funciones relacionadas con los procesos perceptivos, del conocimiento y sobre todo de las emociones; que envía de manera constante al cerebro.
Pero, este proceso de transmisión no sólo se ejecuta a través de la amplia red de terminaciones nerviosas que conectan al cerebro con todo el organismo, sino también por medio de campos electromagnéticos, permite al corazón humano generar un extenso y poderoso campo rítmico, que en comparación con el que produce el cerebro, es aproximadamente 60 veces más grande en amplitud; lo cual le permite llegar a cada célula del cuerpo.
Asimismo, el componente magnético del corazón humano es aproximadamente 5000 veces más fuerte que el del cerebro; y maravillosamente puede detectarse a través de magnetómetros sensibles, que se colocan a varios metros de distancia del cuerpo; debido a que este órgano tiene la capacidad de generar de manera continua una serie de pulsaciones electromagnéticas, que de forma compleja y muy dinámica varían sus intervalos de tiempo entre cada latido.
Este campo electromagnético del corazón humano hace las veces de una onda que contiene información; la cual genera una señal general que se sincroniza con todo el organismo; a través de un flujo de energía que se irradia desde nuestro corazón; para así interactuar con los demás órganos y estructuras.
Es así como, el campo rítmico ejerce una poderosa influencia en los procesos funcionales que ocurren en todo el organismo, actuando como una red de información; a través de una conexión vital de los ritmos del cerebro con la actividad rítmica del corazón; lo cual explica cómo los sentimientos de amor, a presión y el ritmo de la respiración, se combinen con el ritmo cardíaco.
Todo esto ha llevado a la realización de estudios, como los del Instituto Heart Math, mediantes los cuales se ha comprobado que la información relacionada con los estados emocionales se comunica a través del campo electromagnético del corazón; ya que se ha observado que los patrones rítmicos de los latidos del corazón humano, varían mientras se presentan emociones diferentes.
Emociones negativas, como la ira o la frustración, están asociadas con un errático, desordenado e incoherente patrón en el ritmo cardíaco. En contraste, emociones positivas como el amor o la gratitud, están asociadas con un suave, ordenado y coherente patrón en la actividad del ritmo cardiaco. A su vez, estos cambios en el patrón del ritmo cardiaco crean los cambios correspondientes en la estructura del campo electromagnético irradiado por el corazón, que puede ser medido mediante una técnica llamada análisis espectral.
Por tanto, se ha demostrado que las emociones positivas constantes, hacen que todo funcione de una manera diferente, fenómeno el cual recibe el nombre de “coherencia psicofisiológica”; cuando el ritmo cardiaco presenta un patrón de onda de forma casi sinusoide; mientras que el campo electromagnético del corazón humano se presenta más organizado; lo cual se manifiesta a nivel fisiológico, con un incremento de eficiencia y armonía entre los sistemas que conforman el cuerpo.
Desde el punto de vista psicológicamente la coherencia psicofisiológica se asocia con una reducción significativa del diálogo mental interno, lo cual incide en la disminución de los niveles de estrés y el aumento del equilibrio emocional; favoreciendo la claridad mental, la capacidad cognoscitiva y la intuición.
Asimismo, dentro del sistema de comunicación humana, no sólo entran en juego elementos como la voz, el lenguaje, los gestos faciales y los movimientos corporales, sino que el sistema electromagnético o sistema de comunicación “energético” también entra en acción de manera consciente, ya que la atracción o repulsión magnética se ven influenciadas por las interacciones energéticas entre las personas; lo cual obviamente repercute sobre la interacción y la comunicación social.
En este sentido, se ha asegurado que el campo electromagnético del corazón humano cumple un rol básico dentro del proceso de transmisión de la información fisiológica, psicológica, emocional y social entre los individuos. Esto se ha comprobado mediante estudios del Instituto Heart Math, donde se ha evidenciado que este campo puede transmitir información a la gente, incluso en experimentos donde se ha medido el intercambio de energía cardiaca entre individuos separados hasta por metro y medio de distancia.
También hemos encontrado que las ondas cerebrales de una persona pueden sincronizarse con el corazón de otra, por lo que se cree que los individuos que poseen un nivel de coherencia psicofisiológica mayor, están más conscientes de la información que emana de los campos de otras personas, proceso en el cual el sistema nervioso cumple la función de una antena, que recibe señales de otros campos electromagnéticos que surgen de los corazones de otras personas; con lo cual se favorece la intuición al activarse un acoplamiento con un campo energético de información que sobrepasa los límites del tiempo y el espacio.
También sucede que el corazón y el cerebro, pueden ser receptores y emisores de información sobre cosas que van a pasar, antes de que éstas sucedan, incluso se cree que el corazón humano recibe dicha información antes que el cerebro, fenómeno que sugiere la existencia de una energía potencial dentro del espacio y el tiempo; que forma parte de nuestra conciencia y comprensión de lo que se denomina “el todo.”
ALFA