El autismo o trastorno del espectro autista (TEA) es una afección neurológica y de desarrollo que comienza en la niñez y dura toda la vida. Afecta cómo una persona se comporta, interactúa con otros, se comunica y aprende. Este trastorno incluye lo que se conocía como síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.

Se lo llama «trastorno de espectro» porque diferentes personas con TEA pueden tener una gran variedad de síntomas distintos. Estas pueden tener problemas para hablar con usted y es posible que no lo miren a los ojos cuando usted les habla. Además, pueden tener intereses limitados y comportamientos repetitivos. Es posible que pasen mucho tiempo ordenando cosas o repitiendo una frase una y otra vez. Parecieran estar en su «propio mundo».

Clasificación del autismo

Siguiendo el sistema de clasificación ICD-10 utilizado en Europa, existen dos subgrupos principales: el autismo clásico y el síndrome de Asperger.

El autismo clásico tiene asociadas diferentes dificultades de aprendizaje. Estas personas poseen un coeficiente intelectual por debajo de la media al que se le suman dificultades del lenguaje. En cambio, el Síndrome de Asperger (AS) comparte las características del autismo clásico pero sin las dificultades de aprendizaje. Los pacientes poseen un coeficiente intelectual medio o incluso superior a la media y no presentan dificultades del lenguaje.

En los Estados Unidos, (utilizando el sistema de clasificación DSM-5) estos subgrupos se fusionan bajo el título único de Trastornos del Espectro Autista (TEA).

El autismo

Causas del autismo

No se conoce la causa del autismo, aunque se sabe que es un trastorno genético, ya que es más frecuente en hermanos de niños con autismo (frecuencia del 4,5% en hermanos de pacientes). El autismo podría ser consecuencia de la interrupción del desarrollo normal del cerebro en una etapa temprana del desarrollo fetal, causado por defectos en los genes que controlan el crecimiento del cerebro y que regulan el modo en que las neuronas se comunican entre ellas.

Hasta el 80% de los niños con autismo tienen retraso mental, y hasta el 35-40% sufren de epilepsia en los primeros 20 años de su vida. Un 5% tienen el síndrome del cromosoma X frágil y otros han sufrido infecciones, como meningitis, o han sido afectados por rubeola congénita, fenilcetonuria o esclerosis tuberosa.

Cómo se puede distinguir a un niño con autismo de otros niños con desarrollo típico

A los 12 meses

Un niño con desarrollo típico voltea su cabeza cuando oye su nombre.

Un niño con TEA puede que no voltee a mirar, incluso después de repetir su nombre varias veces, pero sí response a otros sonidos.

A los 18 meses

Un niño con retrasos del habla, señala con el dedo, hace gestos o expresiones faciales para compensar por su falta de habla.

Un niño con TEA puede no hacer intentos para compensar su retraso del habla o puede limitarse a hablar imitando o repitiendo lo que oye en la televisión o lo que acaba de oír.

A los 24 meses

Un niño con desarrollo típico trae un imagen o fotografía para mostrarle a su madre y comparte la alegría que le causa con ella.

Un niño con TEA puede traer un frasco o envase de burbujas de jabón para que se lo abra, pero no hace contacto visual con su madre o muestra alegría de jugar juntos.

Patrones de comportamiento

  • Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista puede tener intereses, actividades o patrones de comportamientos repetitivos y limitados, e incluso presentar cualquiera de los siguientes signos:
  • Realiza movimientos repetitivos, como balancearse, girar o aletear con las manos
  • Realiza actividades que podrían causarle daño, como morderse o golpearse la cabeza
  • Desarrolla rutinas o rituales específicos y se altera con el mínimo cambio
  • Tiene problemas con la coordinación o muestra patrones de movimientos extraños, como ser torpe o caminar en puntas de pie, y muestra un lenguaje corporal extraño, rígido o exagerado
  • Se deslumbra con los detalles de un objeto, como las ruedas que giran en un auto de juguete, pero no entiende el propósito general o el funcionamiento del objeto
  • Es más sensible que lo habitual a la luz, el sonido o el contacto físico, pero puede ser indiferente al dolor o la temperatura
  • No participa en juegos de imitación o de simulación
  • Se obsesiona con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración anormales
  • Tiene preferencias específicas con respecto a los alimentos, como comer solamente unos pocos alimentos o no comer alimentos con una determinada textura

A medida que maduran, algunos niños con trastornos del espectro autista socializan más con otras personas y muestran menos alteraciones del comportamiento. Algunos, generalmente los que tienen problemas menos graves, con el tiempo pueden llevar una vida normal o casi normal. Sin embargo, otros siguen teniendo dificultades con el lenguaje o las habilidades sociales y, en los años de la adolescencia, sus problemas de comportamiento y emocionales pueden empeorar.

Factores de riesgo

La cantidad de niños que reciben un diagnóstico de trastornos del espectro autista está aumentando. No está claro si esto se debe a una mejor detección e informe, a un aumento real de la cantidad de casos o a ambos.

Los trastornos del espectro autista afectan a los niños de todas las razas y nacionalidades, pero determinados factores aumentan el riesgo de padecerlos. Estos pueden ser:

El sexo de tu hijo. Los niños tienen cuatro veces más probabilidades de padecer un trastorno del espectro autista que las niñas.

Antecedentes familiares. Las familias con un niño con trastorno del espectro autista tienen un mayor riesgo de tener otro hijo con este trastorno. También es frecuente que los padres o familiares de un niño con trastorno del espectro autista tengan problemas menores con las habilidades sociales y de comunicación, o ciertas conductas típicas de este trastorno.

Otros trastornos. Los niños con ciertas afecciones tienen un riesgo mayor de lo normal de presentar un trastorno del espectro autista o síntomas parecidos a los del autismo. Algunos ejemplos son el síndrome del cromosoma X frágil, un trastorno hereditario que causa problemas intelectuales; la esclerosis tuberosa, una enfermedad en la que se forman tumores benignos en el cerebro; y el síndrome de Rett, una enfermedad genética que se produce casi exclusivamente en las niñas y que provoca un crecimiento más lento de la cabeza, incapacidad intelectual y pérdida del uso útil de la mano.

Bebés extremadamente prematuros. Los bebés que nacen antes de las 26 semanas de gestación pueden tener un mayor riesgo de padecer un trastorno del espectro autista.

Edad de los padres. Puede haber una conexión entre los niños nacidos de padres mayores y el trastorno del espectro autista, pero se necesita más investigación para establecer este vínculo.

ALFA