Los edulcorantes son todas aquellas sustancias y productos que trabajan como sustitutos del azúcar, y aunque la mayoría de ellos cuentan con dudosa reputación entre los consumidores, es necesario conocer ciertas características antes de juzgarlos como enemigos de la salud.
Por lo general, los edulcorantes son utilizados por aquellas personas que buscan bajar de peso, disminuyendo su consumo de azúcar, ya que estos no aportan calorías adicionales. También los utilizan aquellas personas que buscan controlar sus niveles de azúcar en la sangre, como sucede con los pacientes diabéticos. En este sentido se pueden diferenciar dos tipos de edulcorantes:
Edulcorantes naturales: son los edulcorantes que encontramos en los alimentos naturales como las frutas. Su valor calórico es casi igual al del azúcar y por lo tanto, tienen alto contenido en calorías y provocan un aumento en los niveles de lípidos y glucosa en la sangre. Este tipo de edulcorantes se deben evitar en pacientes diabéticos.
La miel, lactosa, sacarosa, jarabe de maíz y jarabe de glucosa hidrogenado pertenecen a esta lista.
Edulcorantes artificiales: se diferencian de los naturales porque a pesar de ser mucho más dulces, dado el proceso químico al que se someten, no aportan calorías al organismo y evitan el aumento de glicemia en la sangre.
Son precisamente este tipo de edulcorantes los que benefician a pacientes diabéticos o con problemas de azúcar. Además, ayudan a controlar el sobrepeso y no contribuyen a la aparición de caries.
Según especialistas de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Gregorio Marañón de España, los edulcorantes son una muy buena opción para aquellas personas que quieren seguir disfrutando de sabores dulces pero sin consumir tantas calorías. Este concepto resume la razón de ser de los edulcorantes artificiales
El aspartamo o aspartame, acesulfame K, sucralosa, sacarina, dulcina y los ciclamatos son algunos de los edulcorantes artificiales más conocidos. El consumo de este tipo de edulcorantes debe ser recetado por un especialista, quien también puede guiar sobre las dosis adecuadas, que varían dependiendo de cada edulcorante.
Por tratarse de alimentos procesados químicamente es normal que existan ciertas reservas con respecto a la ingesta de los edulcorantes artificiales. Sin embargo, aún no existen investigaciones concluyentes que relacionen su consumo con la aparición de alguna enfermedad crónica.
En 2012, la Asociación Americana de Diabetes y la asociación Americana del Corazón, iniciaron investigaciones que relacionaran el consumo de edulcorantes con algún padecimiento de alguna enfermedad crónica coronaria, cáncer o con el riesgo de partos prematuros, sin resultados definitivos.
Relacionado con lo anterior, solo existe un edulcorante cuyo consumo no se recomienda para pacientes de un desorden metabólico conocido como fenilceonuria y es el fenilalanina.
Aunque actualmente no existen pruebas que relacionen el consumo de edulcorantes con alguna enfermedad, a la hora de consumirlos se debe tener en cuenta el mismo principio que con el resto de los alimentos procesados y es que todo en exceso conlleva riesgos a la salud.
ALFA