Los dioses de la mitología nórdica son aquellos protagonistas de la religión, creencias y leyendas de los pueblos oriundos en las antiguas Islandia, Britania, Galia e Hispania. Estas cuatro regiones formaron parte del Imperio Romano, y sus territorios abarcaron lo que hoy se conoce como España, Gran Bretaña, hasta los límites de Alemania.
La mitología nórdica se promulgó como una religión no revelada, teniendo ausente un libro sagrado mediante el cual los dioses le entregasen la verdad divina a sus creyentes mortales. La mitología nórdica se enriquecía y compartía mediante la oralidad.
Mediante largas y populares poesías, los seguidores de la mitología nórdica compartían sus mitos y relatos con cualquiera que cruzase su camino. Esta costumbre se continuó hasta la época vikinga, y son muy pocos los Eddas, o textos medievales, los que lograron perdurar las principales líneas de conocimiento de la peculiar mitología nórdica.
Popular en las áreas rurales, la mitología nórdica tuvo un auge significativo durante un largo periodo de tiempo, calando alguna de sus creencias más arraigadas hasta los días actuales. Pese a lo adelantado que se impone la sociedad presente, varias y muy curiosas costumbres se mantienen como representantes de la mitología nórdica. Entre ellas, la celebración del Yule, o solsticio de invierno.
Fueron los pueblos nórdicos quienes comenzaron a celebrar el solsticio de invierno, siendo en origen una fiesta pagana. Conocida como un momento familiar, todos los seguidores de los dioses nórdicos se reunían en días cercanos al 21 de diciembre para prosperar por la fertilidad, así como recordar a aquellos que ya no estaban presentes.
Se solía servir un gran festín en una enorme mesa, dándole merecido honor a dos principales invitados: el esplendor y la hospitalidad, pues a todo aquel forastero también se solía invitar a compartir la celebración del Yule, como muestra de empatía al prójimo.
Sobre sus dioses. Pese a que la mitología nórdica carece de una verdad dictada por los dioses, o un libro sagrado, en sus relatos orales cuentan a algunas deidades como los principales regentes de los hilos del destino terrenal. A Frigg se le conoce como una diosa mayor, quien idealiza la fertilidad, el amor, la maternidad y las artes del hogar.
En Thor, yace la figura del dios del trueno, teniendo bajo su poder el clima, las cosechas, los viajes, las batallas, así como la consagración de la justicia. En Badlr se reúne la belleza, la gentileza y la sabiduría, teniendo ante todos los demás la mayor gracia de todas las deidades nórdicas.
En la mano de Njörth se mantiene el poder de los elementos viento, agua y fuego. Los hombres le imploraban porque sus viajes de mar y tierra tuviesen su guía al éxito. Por su parte, Skaði era considerada como la diosa del invierno, mientras que Freyr era considerado dios de toda la vegetación y del sol naciente. Como contraparte era Loki, considerado dios de las mentiras y calumnias. Su agradable aspecto lograba esconder el poder maligno que yacía en su interior.
ALFA