Diamante de Sangre es una película que se estrenó en el año 2006, dirigida y producida por Edward Zwick, obteniendo cinco nominaciones al Oscar. Para ese entonces, el conflicto en el cual fue ambientada: La guerra Civil de Sierra Leona en África, entre 1991 y 2002, ya había terminado. Pero, más que una película, que cuenta una historia entre verdades y mitos, así se denominó a todos aquellos diamantes, extraídos de la zona y sus alrededores, que usaron los rebeldes de la FRU (Frente Revolucionario Unido), para comprar y financiar sus  armas.

Debemos decir, que la película narra una situación real geopolítica, no solo en Sierra Leona, sino en otros países de África como Angola, Liberia y la República Democrática del Congo; en donde la mayoría de los pobladores fueron esclavizados y explotados, ya que de forma manual, debieron extraer de los ríos, las costosas piedras, que muchas casas y marcas del mundo, compraron durante algún tiempo. Convirtiéndose, todo esto, en una verdadera experiencia de terror para el mundo entero, en donde los derechos humanos fueron permanentemente violados.

Si continuamos con los mitos y verdades, la región de Sierra Leona está minada de diamantes y, hoy día se han encontrado piezas hermosas que han batido records en tamaño y en ventas. Tal es el caso del reciente hallazgo, en donde el pastor Emmanuel Momoh, descubrió el diamante virgen más grande de la región, en las últimas cuatro décadas: Un diamante de 706 quilates. Ya en 1972, un grupo de mineros había logrado encontrar uno de 968,9 quilates que luego fue vendido por 2.5 millones de dólares.

Por tanto, si volvemos a la ficción del cine, vemos claramente que la película muestra la historia de un habitante de la zona que es secuestrado y esclavizado, para dedicarse a la búsqueda de diamantes, corriendo con la suerte de encontrarse uno muy valioso que logra enterrar y esconder. La historia en sí, cuenta la vida de unos personajes que no han existido, pero que si representan una verdad vivida por muchos y que además fue devastadora.

No podemos negar que las joyas siempre han sido un centro de atracción para el mundo, no solo por la belleza en sí, sino por el valor que muchas de estas piedras logran llegar a tener, luego de ser delicadamente trabajadas y transformadas. Los diamantes son una de esas bellas piedras que están en el tapete cada día y que logran, junto con otras, enloquecer a grandes y distintas personalidades. Ya sabemos que muchos de ellos son extraídos de las regiones ya nombradas, que están llenas de riquezas minerales y naturales.

A pesar de todo esto, jamás debe volverse a los diamantes de sangre, nada justifica lo que allí ocurrió. Aquí encontramos, entonces, la importancia de esta gran película, mostrar al mundo más abiertamente, lo que miles de personas sufrieron por la ambición y el poder. Si aún no la ha visto, búsquela porque verá una gran historia.

ALFA