Gracias a tratamientos de avanzada tecnología, como la bioestimulación facial, detener los años ya no es un problema. Se trata de una novedosa técnica en la medicina estética para tonificar el rostro y lograr renovar los tejidos dañados por el paso del tiempo. Se encuentra entre los más buscados por su activación de colágeno y elastina que ayuda a mejorar la textura, arrugas y flacidez.

La piel del rostro ha sido una de las preocupaciones más importantes para toda mujer. Tener una tez impecable es algo que todas anhelamos; sin embargo, cuando las células del cuerpo se deterioran, por los malos hábitos alimenticios, acumulación de toxinas y por la edad; esta pierde elasticidad y se vuelve quebradiza progresivamente.

La bioestimulación facial es una de las mejores herramientas para detener  el envejecimiento de nuestro rostro, sin necesidad de tener que recurrir al bisturí; consistiendo en la regeneración de los tejidos mediante la activación de las células que producen colágeno, elastina y ácido hialurónico.

Dentro de las células se da un proceso bioquímico que actúa en los factores de crecimiento por medio de unas proteínas que las regeneran; al ocurrir esto, en las plaquetas se activan nuevas células que favorecen la aparición de los tejidos, que son los responsables de mantener la piel fresca y tersa; sin embargo, con el paso del tiempo este proceso natural va disminuyendo poco a poco, dando paso a las arrugas y flacidez del rostro.

Con este proceso novedoso se multiplican nueve veces el valor de las plaquetas, para que la piel empiece a producir más colágeno y se disminuyan las arrugas, otorgándole a la tez una apariencia lozana y más fresca; lo cual es posible, al extraer 30 cc de sangre que se depositan en un dispositivo totalmente estéril y desechable; aplicándose posteriormente una serie de protocolos de depuración para separar las células sanguíneas del plasma mediante un sistema de separación de plaquetas; desechando así las células rojas.

Luego se estimulan dichas plaquetas mediante microinyecciones intradérmicas en las zonas de la piel que se quiera tratar; principalmente la zona del rostro y el cuello; de esta manera se logra regenerar el colágeno y elastina, responsables de la firmeza y elasticidad de la piel; logrando aumentar el efecto tensor del tejido cutáneo.

Es importante tener en cuenta que esta técnica es totalmente segura; no se necesita ninguna medida preventiva y las personas pueden reincorporarse a sus actividades cotidianas. Es recomendable este tratamiento cuando existen ciertas alteraciones cutáneas; a partir de los 30 años o cuando los primeros signos de envejecimiento aparecen.

La idea es buscar resultados más cercanos a la naturalidad de la belleza de toda mujer, para lograr minimizar el impacto que el envejecimiento celular provoca en el rostro y alcanzar  la elasticidad y firmeza de la piel. Su rostro se lo merece ¡Usted puede detener los años!

ALFA