Esa dolorosa y picosa erupción en el cuerpo en forma de ampollas o ese famoso sarpullido que afecta a la mitad de la cara en forma de líneas curvas horizontales, apunta que usted tiene una “culebrilla”, sí, una infección misteriosa que atenta contra los nervios periféricos; provoca neuropatía ganglio radicular y destruye la piel. ¡Conozca cómo detectarla y la forma de tratarla!
El origen del nombre culebrilla proviene del griego clásico, lo que significa, culebra. Y es que visualmente pareciera que las ampollitas que causa dicha infección, aparentan dibujar líneas en forma de curvas como las víboras. Esta patología, científicamente es conocida como el “herpes zoster”; enfermedad que ataca a casi una de cada tres personas en algún momento de su vida, aunque hayan tenido varicela; incluyendo a los niños. Sin embargo, es más común en los mayores de 60 años.
Por otro lado, también están expuestos a esta infección, quienes tienen un sistema inmunológico comprometido, es decir, los que padecen del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, cáncer o quienes están recibiendo fármacos inmunosupresores, como los esteroides o medicinas utilizados en las personas que tienen órganos donados.
Este virus forma parte de una familia denominada «herpesvirus», la cual produce dos cuadros diferentes. El primero, es una enfermedad eruptiva, generalmente presente en los primeros años de vida, se contagia por contacto con alguien infectado; considere que cuando las ampollas se secan y se forman costras, no se infecta. Normalmente, se cura rápidamente y no tiende a complicarse; pero se debe medicar a tiempo.
Del mismo modo, está el segundo cuadro; denominado “herpes zorter” o coloquialmente llamado “culebrilla”; este proviene de la reactivación de aquellos virus que quedan en los nervios como secuela de una varicela. Ahora bien, dentro de los síntomas; se puede decir que su comienzo se manifiesta por dolores musculares o en la zona donde empezará a salir el sarpullido, las cuales evolucionan velozmente, durando de siete a diez días; universalmente aparecen en el tronco, desde la columna vertebral, el cuello o en la cara afectando la boca y los ojos. También puede provocar fiebre, dolor de cabeza, escalofrío y malestar estomacal.
Para tratar la “culebrilla” se utiliza fármacos antivirales y analgésicos. Para calmar el picor se usan compresas húmedas, lociones, cremas y baños terapéuticos. Si el enfermo no se cuida o no cumple el tratamiento, el cuadro expedirá por sí solo en tres o cuatro semanas aproximadamente; pero seguramente con el intenso y fuerte dolor, rápidamente acudirá al especialista.
Luego de saber esto, usted se preguntará, ¿se puede prevenir? La respuesta es positiva, hoy por hoy existe una vacuna recetada para la prevención del “herpes zóster” y la neuralgia “postherpética”. ¡Tome las previsiones necesarias y evite el contacto con personas infectadas!
ALFA