El destino es una fuerza sobrenatural que actúa sobre usted, donde deberá asimilar todos los sucesos que se presentan a lo largo de su vida. Este es una sucesión de causas y efectos de los que es posible escapar; en cambio, la suerte es un evento que va más allá del control que usted tiene, sin importar su voluntad propia. Es decir, que este puede ser el resultado positivo o negativo de un suceso o acontecimiento.

Es poco probable que esos eventos se hagan realidad, pero usted, como todos los seres del planeta, tiene marcado un destino, y por consecuencia, una misión que cumplir en este plano terrenal. Ganarse la lotería, ser aceptado en una empresa para un empleo, lograr casarse con la chica o el chico de sus sueños… no es cuestión de suerte. La suerte no existe, el destino sí.

Usted trae consigo su destino para darle consecución, nunca logrará adivinarlo, a fin de cuenta, puede estar allí en el lugar donde se encuentra, o en otro espacio que jamás imaginó.

Cuando decide mudarse de su país de origen, para adaptarse a otros modos de vida, es como iniciar una nueva experiencia, descubrir nuevas aventuras que le darán un cambio por completo, tales como: aprender un nuevo idioma y otro modo de vida al cual usted no está acostumbrado, y al que debe adaptarse por diversos motivos y razones que la obligarán.

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Mudarse a un nuevo país no es un destino fácil, no se convertirá en ese camino de rosas que transitará sin los debidos obstáculos y las circunstancias que se presentan. Pero usted tiene la oportunidad de solventarlas, y lograr que ese cambio de espacio territorial, sea más llevadero aplicando su poder de adaptación.

Todos quisiéramos, aunque sea por golpe de suerte, aunque sigo insistiendo que esta no existe, mudarnos a un nuevo país por razones bien sea económicas, sociales, políticas o religiosas. Pero, en ciertos momentos, surge la incertidumbre de ¿cómo nos irá en ese nuevo país?, y la actitud que debemos asumir cuando ya nos encontramos instalados en un terreno desconocido.

Lo importante ante esta situación, es que usted acepte la oportunidad que se le presenta, y no luchar con el destino que le está asignando un cambio a su vida, y tomar en consideración que, seguramente, en ese nuevo país alcanzará los logros que por ciertas circunstancias del destino usted no pudo lograr en su país de origen.

¡Sí!, su lugar de residencia está marcado por el destino, o como otros llaman suerte, ¡no ponga resistencia a lo inevitable! Usted sabe lo que quiere lograr, conoce muy bien sus debilidades y fortalezas, solo usted sabe el lugar donde desea estar. No se llene de angustias y pesares, quizás el nuevo país donde le toque sembrar, es al que debe acceder para lograr sus sueños. ¡Es vuestro destino, no luche con él!

ALFA