La reencarnación es la creencia de que al momento de morir, el alma se separa de la persona y después de algún tiempo es capaz de volver a nacer en otro “yo físico”, es decir; un cuerpo diferente. Se cree que el alma reencarna por la necesidad de conseguir la perfección, se dice que las reencarnaciones le permiten progresar en cuanto a la evolución del alma y conseguir así dicha perfección. También llamada la Ley del karma, ésta considera, que el cuerpo solo es un instrumento descartable y que cuando ya está gastado, el alma inmortal lo desecha y consigue otro para convertirse finalmente en un espíritu puro.

Para quienes creen en esta doctrina, la consideran como ventaja, ya que sienten que la reencarnación es capaz de brindarle dos o más oportunidades en la vida para hacer lo correcto, y evitar el conformismo de tener una sola vida. El tema de la reencarnación puede llegar a ser muy atractiva y atrapante para los más curiosos, al saber lo que fueron en sus vidas pasadas, o imaginarse lo que pudiesen ser más adelante.

La primera vez que surgió la idea de la reencarnación fue en  la India en el siglo VII a.C. En esta época se observaba, que toda la naturaleza volvía a su estado normal, luego de cumplir su ciclo. Como por ejemplo, el sol salía por las mañanas, se ocultaba en el atardecer y luego volvía al día siguiente. Otro ejemplo eran las estaciones del año, como verano e invierno, éstas se iban y regresaban exactamente en su época y por último también estaban las estrellas que repetían las mismas etapas cada año. Ese tipo de incógnitas llevo a creer en la teoría, de que el hombre debía volver a la tierra luego de su muerte, pero al ver que los cuerpos se descomponían, creyeron que era el alma lo que reencarnaba y lo que iba a permitir a la persona seguir viviendo.

Existen muchas teorías y testimonios que apoyan o defienden que esta doctrina es verdadera. Sin embargo, aunque la vida este llena de cosas grandes y ocultas que no conocemos, no podemos certificarlo. Lo cierto es que todos debemos morir y seremos como agua regada que ya no puede recogerse. “El hombre, en su maldad, tiene la capacidad de quitar la vida, esto es cierto, lo que no puede es hacer volver al espíritu que ya se ha ido, ni mucho menos podrá liberar el alma arrebatada por la muerte”.

ALFA