La corona de San Wenceslao es quizás una de las coronas más lujosas y caras de todos los tiempos, al estar hecha 100% de oro puro y numerosas piedras preciosas; ganándose el honor de ser la más ostentosa y extravagante que haya existido. La misma fue encargada por Carlos IV, quien ordenó su elaboración en el año 1347 para ser dedicada exclusivamente a quien sería el Rey Cristiano de Bohemia (región que compone la Republica Checa) llamado Wenceslao; nombre con el que Carlos IV fue bautizado. Actualmente esta joya es resguardada en una cámara especial en la Catedral de San Vito, en el gran Castillo de Praga; y solo es mostrada en ocasiones especiales y por órdenes presidenciales.

San Wenceslao, fue un duque de Bohemia y fiel seguidor del Cristianismo gracias a su padre, de quien heredó las cualidades de ser un hombre culto y comprometido con la paz; siendo educado y guiado por el camino de Dios gracias a su abuela, quien lo crió con dulzura y fuerza para forjar el carácter y alma de su  nieto. Su llegada al trono se debió a sus cualidades altruistas, las cuales eran muy respetadas por los pueblerinos. Su reinado fue corto, sin embargo, el poco tiempo que duró en el poder fue suficiente para crear grandes obras sociales, incentivando a la reconciliación nacional, transformando cárceles en hospitales y favoreciendo las artes y la ciencia.

Lo curioso de su corona es que está hecha de oro macizo de unos 21 y 22 quilates, de igual forma está adornada con las perlas y piedras más preciosas que existen como lo es un hermoso rubí, 19 zafiros, 30 esmeraldas, 20 perlas y 44 espinelas. Esta joya está diseñada con una cruz que tiene un hermoso zafiro azul dentro de ella y grabada con la imagen de un Cristo Crucificado, además está cerrada por cuatro diademas decoradas con gemas. Pesa aproximadamente 2,5 kilos y mide al menos uno 20 cm.

Durante mucho tiempo se habló de una antigua maldición acerca de esta corona, creyendo que si la misma fuera colocada en la cabeza de una persona que no fuese digno de ser rey, dicha persona moriría en menos de un año. Esta creencia se acentuó en el año 1941, debido a que Reinnhard Heydrich (gobernador nazi de Bohemia y Moravia) tras una visita al Castillo de Praga; se atrevió a colocarse la lujosa corona en su cabeza, muriendo al cabo de un año específicamente el 04 de julio de 1942 a raíz de un supuesto atentado. Aún se duda si la causa real de su muerte tuvo algo que ver con esta maldición.

La corona de San Wenceslao, sin duda alguna es sinónimo de lujo; considerada como el tesoro checo que solo aquellos privilegiados tienen la oportunidad de observar tal ostentosidad.

ALFA