El llamado tabaquismo se refiere al consumo agudo o crónico de las hojas de la “Nicotiana tabacum”, que crea una dependencia psicológica o incluso fisiológica. Esta adicción contrasta con otras, ya que trae consigo consecuencias tanto en los mismos fumadores como en los fumadores pasivos.

El consumo excesivo de cigarrillo, no solo conduce a patologías graves, como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sino que además afectan su estética.

En una publicación del British Medical Journal, el doctor Douglas Model, según sus investigaciones, señala que el rostro del fumador con más de 10 años de consumo tiene las siguientes características:

  • Arrugas marcadas, provocadas en gran medida por la contracción en los labios al fumar y el acto de entrecerrar los ojos para evitar el humo.
  • Aspecto facial demacrado con prominencia de los huesos.
  • Apariencia grisácea de la piel.
  • Manchas color púrpura.

Model afirma, que el humo del tabaco afecta negativamente a la piel de dos formas: “el aire contaminado con humo seca la piel y fumar reduce la cantidad de flujo sanguíneo que llega a ésta, lo que la priva de oxígeno y otros nutrientes esenciales y provoca deshidratación en la superficie cutánea”.

Asimismo, el tabaco disminuye los niveles de vitamina A, generando cambios en la cantidad y calidad del colágeno y elastina. Los efectos más llamativos del cigarrillo en el rostro son:

Las temibles arrugas de la piel, los expertos afirman que el fumar acelera el proceso de envejecimiento, porque el cigarrillo dificulta el suministro de sangre, que mantiene el tejido de la piel con un aspecto suave y saludable.

Las bolsas bajo los ojos son generalmente conocidas por los trastornos del sueño, es necesario que sepa que al fumar se multiplican por cuatro los riesgos de tener una mala noche. Según un estudio realizado en la Universidad Johns Hopkins, la abstinencia a la nicotina durante la noche puede ocasionar en los fumadores un sueño intranquilo.

Para todas las personas, los dientes son una carta de presentación, por eso se han creado hábitos de limpieza que fomentan la higiene bucal. Se busca lucir una dentadura blanca y deslumbrante, pero siendo fumador activo esto no será posible, la nicotina de los cigarrillos proporciona a sus dientes una tonalidad amarillenta.

El fumar puede aumentar el riesgo de cataratas, esta se trata de la opacificación parcial o total del cristalino, lo que provoca la disminución de la vista a causa de que la luz se dispersa dentro del ojo y no se puede enfocar en la retina.

Es importante destacar que la dermatóloga Ana López Barri, presidenta de la Asociación Española de Mesoterapia, señala que “la piel no se recupera del todo hasta pasados tres o cuatro años después de dejar de fumar”. Aunque son daños reversibles la salud nunca es un juego, fumar no es una obligación.

ALFA