Fundada por el zar Pedro el Grande, a orillas del río Neva, se encuentra San Petersburgo, una de las ciudades más grandes de Europa, conocida como el museo al aire libre por la cantidad de parques, edificios, palacios, puentes, iglesias, museos y monumentos que posee en toda su extensión. Lo que la convierte en la ciudad más planificada y la más fantástica del mundo.
Esto se debe en gran parte a la contribución de arquitectos franceses, italianos y alemanes, quienes conjuntamente con sus homólogos rusos, fueron capaces de crear obras arquitectónicas de una originalidad inconfundible, que han hechizado la vista y el corazón de todo aquel que las ve. Descubra a continuación cuáles son estas obras y entérese por qué han fascinado a tanta gente:
La Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada: Conocida también como la Iglesia de la Resurrección de Cristo. Es considerada como una de las joyas de San Petersburgo y la edificación más impactante por su colorido exterior; además de mostrar una mezcla impresionante de formas, texturas y diseños únicos en el mundo. Pero su interior es aún más llamativo, ya que no solo destaca por la concavidad de sus cúpulas, sino también por los mosaicos que decoran sus paredes, los cuales cubren una superficie de 7.000 metros cuadrados.
El Museo del Hermitage: Es el destino ideal para los amantes del arte y la cultura, al estar compuesto por seis edificios y más de tres millones de obras de arte que incluyen: pinturas, esculturas, monedas, grabados entre otras; lo que le convierte en uno de los museos más importantes de Europa, aunque solo un 25% de las obras se encuentran en exposición. Pero lo que más impresiona, es el diseño y la decoración de las fachadas interiores y exteriores, dignas de una obra maestra.
La Fortaleza de San Pedro y San Pablo: Ubicada en la isla “Zayachy”, constituye una de las primeras edificaciones que mandó a construir Pedro el Grande, para protegerse de un posible ataque sueco durante la Gran Guerra del Norte. Destaca por la belleza de sus edificaciones, entre las cuales podemos encontrar: el Museo Penitenciario, la Casa del Comandante, la Casa de la Moneda y la Catedral de San Pedro y San Pablo, donde reposan los restos de los gobernantes de Rusia antes de la revolución.
El Palacio de Catalina: Conocido también como palacio de verano de “Pushkin”, incluye parques y palacios que nos muestran cómo vivió la realeza de Rusia. Los espacios que más destacan son: el gran Salón Dorado, donde 1.000 metros de espejos, candelabros y marcos dorados se funden en una lujosa decoración; y la Sala de Ámbar, donde cada centímetro de las paredes está decorada con miles de diminutos paneles de ámbar.
Aunque estas no son todas las obras arquitectónicas, sí son las principales. Por ello le invitamos a conocer San Petersburgo y descubrir todas las joyas de este gran proyecto arquitectónico, que seguirá mostrando su grandeza y enamorando a quienes lo visiten.
Me llamo la atención el Palacio de Catalina, y en particular la Sala de Ámbar, será impresionante ver cómo lograron decorar cada espacio de las paredes con ámbar y como se refleja la luz en ellos.
Me encantó este lugar, sobre todo me gustaría visitar el museo del Hermitage, para conocer todas las obras que exhibe.
Buen artículo, este es un lugar que todos los amantes de la arquitectura y el diseño deben tener en cuenta.
Interesante destino, ojalá pudiera visitarlo para descubrir que otros atractivos y monumentos tiene.
Siempre me llamó la atención viajar a Rusia, y ya sé por dónde empezar; definitivamente este un lugar impresionante que vale la pena conocer y descubrir.