Muchas veces cuando estamos atravesando por situaciones difíciles, subimos nuestra mirada al cielo; buscando esa Guía Espiritual que nos ayude a salir de cualquier vicisitud y encontrar nuestra paz interior. Y pues aunque no lo creamos, existen esos Seres de Luz que nos acompañan en todo momento para guiar nuestro camino de una manera positiva. Pues bien, los Guías Espirituales son entidades que alguna vez formaron parte del plano terrenal y al dejar su existencia carnal, ascendieron a los niveles más altos de su evolución; logrando venir en forma de espíritus en ayuda de otros.

Al hablar de estos seres surge la pregunta ¿Los Guías Espirituales son los mismos que los Ángeles? De acuerdo a los especialistas en estos temas, aunque ambos están relacionados con el mundo espiritual; los ángeles jamás existieron de forma carnal; es decir, no fueron parte del plano físico y terrenal, y son esencia propia del Creador, porque de él provienen; a diferencia de los Guías Espirituales, quienes sí fueron personas de carne y hueso en algún momento de su historia.

Los Ángeles y Arcángeles, ayudan a que los milagros sean atraídos a nosotros; en cambio los Guías Espirituales se encuentran ahí para apoyarnos, aunque no los podamos ver ni escuchar. Estos Seres de Luz, siempre están a nuestro lado para acompañarnos sin influir en nuestras decisiones, ni obligarnos a hacer las cosas; solo están ahí esperando que le pidamos lo que necesitamos y entonces puedan tomar acciones a nuestro favor.

Pero ¿Cómo hacemos para conectarnos con nuestros Guías Espirituales? La mejor forma de hacerlo es a través de la meditación y la visualización; estas nos permitirán tener una comunicación con ellos, de manera que podamos hablar y lograr escuchar lo que nos dicen. Para esto es importante desarrollar nuestra concentración y dominar las técnicas de meditación que ayudan a despejar nuestra mente.

Una técnica consiste en relajarnos, concentrándonos en nuestros pensamientos; luego vamos a visualizar cómo se abren cada uno de nuestros “chakras”; llenándonos de energía, sintiéndonos a gusto y listos para el encuentro con nuestro Guía; imaginando que vamos subiendo una escalera o ascensor, cada vez más alto, hasta vernos llegar a las más altas dimensiones donde él se encuentra. Al llegar allí, veremos que nos recibirá amablemente, en un lugar placentero y luego nos imaginaremos conversando con él. En sus inicios solo será así, una plática imaginaría, pero con el transcurso del tiempo y práctica, empezaremos a recibir mensajes que no provienen de nuestras imágenes mentales.

Lo importante es no apresurar las cosas, poco a poco llegarán las respuestas a nuestras preguntas.

ALFA