Nuestra salud física y mental es fundamental para poder desenvolvernos satisfactoriamente día a día, y así enfrentar los retos de la vida, nuestras responsabilidades con la familia, el trabajo y la sociedad en general. Por ello, debemos hacer todo lo posible por mantenernos bien física y mentalmente, manteniendo una alimentación sana, evitando los excesos de todo tipo y haciendo ejercicios.

La clase de ejercicios que realicemos va a depender de una serie de factores, comenzando por los objetivos que tenga cada persona, si desea sólo bajar de peso, para lo cual generalmente se acostumbra a caminar y/o trotar,  o si desea tonificar su cuerpo, para lo cual requerirá un trabajo mayor con actividades como los aerobics, pesas, spinning, natación, entre otras muchas alternativas.

Existen otra serie de factores que también son muy importantes, como por ejemplo, la condición física, la presencia de determinadas enfermedades, el tiempo del cual dispongan, sus preferencias o gustos, entre otros. Primeramente, debemos estar conscientes de la importancia de realizar el ejercicio, de ser constantes, de disfrutarlo para que no parezca una carga o un sacrificio, porque estamos hablando de la salud física y mental, por lo que el estado emocional cuenta mucho, y si hacemos una actividad que nos agrade y disfrutemos, pues estaremos beneficiando nuestra salud mental y emocional.

Ahora bien, vamos a dirigir nuestras líneas a describir básicamente los aspectos generales sobre las caminatas y el trote, para lograr comprender las ventajas de cada uno, ya que generalmente se cae en la disyuntiva de qué es mejor, trotar o caminar, lo cual según muchos especialistas va a depender de qué aspecto de la salud se quiera cuidar y depende del estado físico y de las preferencias de cada individuo como se dijo anteriormente.

Esto se evidencia cuando nos encontramos con personas que están  físicamente activas, que disponen de  tiempo y que disfrutan realizando el ejercicio, pero, existen muchas otras a las que no les agrada o no están acostumbrados a las  descargas de endorfinas a través del ejercicio, porque han tenido una vida sedentaria, que no tiene tiempo o que busca excusas para no hacerlo, y que se ve en la obligación de realizarlo  por presentar  sobrepeso y/o porque se lo ha recomendado su médico.

En este sentido, muchas personas se preguntan si corre (trote) o camina, pues aquí vamos a presentarle algunos resultados de investigaciones que tratan de responder esta pregunta. Por ejemplo,  un estudio realizado en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en Berkeley, California, durante seis años, llegó a la conclusión de “que correr ayuda a perder peso más rápido que caminar”. Sin embargo, también se aclara que ambas actividades son saludables por igual, debido a que lo principal son la cantidad de calorías que se queman durante el período de tiempo que se esté ejercitando la persona, quedando en segundo plano la  intensidad del ejercicio.

Asimismo, este estudio revela que los beneficios cardiovasculares cuando se camina o se trota son similares,  si la distancia recorrida es la misma, por lo cual se calcula que una persona necesitaría trotar unos diez kilómetros durante unos 76 minutos, mientras que si camina  a ritmo acelerado requeriría lograr una distancia de 14 kilómetros en el doble de tiempo, con la finalidad de obtener la misma cantidad de ejercicio.

Entonces, si deseas quemar calorías de forma más rápida, definitivamente es preferible correr o trotar, quemándose más de 1000 calorías por hora aproximadamente, además tiene las siguientes ventajas: se fortalece el corazón, ayuda a controlar la presión sanguínea, tonifica y fortalece las piernas y otros músculos del cuerpo, regula el colesterol en sangre, y a nivel mental y emocional se evidencia una mejora el auto-estima y el sentido del humor, ayuda a evitar la depresión, mejora tu vida social, sobre todo si se realiza en forma grupal.

Pero, las caminatas presentan algunas ventajas obvias con respecto al trote, y a pesar de que ambas son actividades aeróbicas muy recomendadas; las  caminatas las pueden  realizar las personas a  cualquier edad y en cualquier momento, aun cuando el  estado físico  no es el más adecuado, debido a que se puede  graduar la velocidad de la caminata, ajustar el paso de acuerdo a las condiciones físicas del momento, favorece  la oxigenación muscular además de que no impacta las articulaciones, lo cual es básico en personas de cierta edad.

Por otra parte, las caminatas en contacto con la naturaleza relajan muchísimo, beneficiando el estado anímico y/o emocional de los individuos, convirtiéndose en una buena alternativa terapéutica,  y  por si fuese poco se puede eliminar una buena cantidad de grasa, dependiendo del ritmo al cual se realiza la misma.

Por tanto, la decisión de caminar o trotar, es muy personal, además de que también puede combinarse, en una misma jornada de ejercicio, se puede trotar una distancia determinada, y luego caminar durante un rato, es elección de cada quien, y ambos resultan favorables para la salud.

Desde la perspectiva estadística e investigativa, se sostiene que tanto correr como caminar reducen el riesgo de desarrollar diabetes, hipertensión, enfermedades del corazón o exceso de colesterol, en los seis años posteriores  al comienzo de la actividad física (correr o caminar), observándose que el mayor beneficio se presenta en el tratamiento de la  diabetes, reduciéndose el riesgo de padecerla en un 12% al correr o caminar durante unos seis años.

Con respecto  a los resultados encontrados con el colesterol, la hipertensión y las enfermedades del corazón, se tiene que las caminatas reducen el   riesgo de padecer estas afecciones se reduce entre 7% y 9,3%, mientras que corriendo estos porcentajes son menores (entre 4,2% y 4,5%).

En cuanto al máximo beneficio cardiovascular, el mismo se puede alcanzar con ambas actividades, sin embargo, lo apropiado es alcanzar entre 120 y 140 pulsaciones por minuto durante 45 minutos, para lograr ejercitar el sistema cardiaco y respiratorio, .lo cual se logra con una actividad física intensa, pudiéndose lograr más fácilmente con el trote, pero si se prefiere caminar  es conveniente mantener un ritmo rápido.

Pero si hablamos de las articulaciones, debemos ser claros al decirles que es preferible caminar que correr, ya que las extremidades  inferiores durante la carrera soportan una carga de dos y tres veces al peso corporal, lo cual se complica cuando el terreno es irregular, aumentando  el riesgo de desarrollar un proceso artrósico al transcurrir el tiempo.

De esta manera, el trote intenso podría  causar problemas en las articulaciones, especialmente en las rodillas, las cuales son sensibles al impacto del peso al correr, lo cual también depende de la intensidad, cantidad de tiempo y condición física que posea la persona, además se pueden presentar fracturas, dolor lumbar y otros malestares.

Por todo lo explicado anteriormente, las personas que padecen  osteoporosis deberían evitar el trote o la carrera, debido a que éste aumenta la compresión de la columna vertebral y de las extremidades inferiores, aumentando el riesgo de sufrir de fracturas.

Además, deben tomarse algunas prevenciones, cuando no se posee un estado físico óptimo, que permita mayor estabilidad y fuerza al desarrollar ciertas actividades, como por ejemplo  al trotar al aire libre y en terrenos algunas veces irregulares, inclusive si se realiza el ejercicio en una máquina, se corre el riesgo de caerse, afectándose generalmente rodillas, tobillos u otras partes del cuerpo. Un aspecto a tomarse en cuenta también, es el reemplazo de los zapatos, los cuales ser cambiado cada 800 a 950 km (500 a 600 millas), lo cual también depende de la calidad de los mismos y de las condiciones en que se encuentren.

Con relación a los beneficios psicológicos y/o emocionales, tanto las  caminatas como el trote favorecen el riego sanguíneo cerebral, mejorando con ello el estado de ánimo,  aumento el rendimiento intelectual, mejora  la memoria y la concentración,  y reducen el riesgo de padecer de ictus y  Alzheimer.

Sin embargo, el trote como es una actividad de alta intensidad y si se realiza de forma sostenida, se considera que proporciona una sensación de bienestar psicológica y emocional, de euforia y alegría, que no aporta el caminar a un ritmo lento, con lo cual se encuentra mayor tranquilidad y sosiego, por ello la elección depende de lo que desee cada persona y de lo que su condición física le permita.

Es cierto que correr consume más calorías que caminar, pero el realizar caminatas a un ritmo acelerado,  quema aproximadamente el mismo número de calorías por kilómetro, aunque lleva más tiempo alcanzar la misma distancia, pero eso no importaría, porque se supone que lo que se desea al final de cuentas, es consumir calorías para bajar de peso corporal.

De este modo, se recomienda a todas aquellas personas que tienen exceso de peso y que por otra parte no poseen el hábito de  practicar alguna actividad física, comenzar realizando caminatas a un paso acorde a sus condiciones físicas; y a medida que vaya  mejorando, puede ir aumentando el ritmo hasta hacerlo con un nivel de intensidad alto y posteriormente si lo desea iniciar un trote suave e ir aumentando el ritmo progresivamente.

Por lo tanto, el correr o caminar, es una decisión muy  personal,  todo depende de cuáles son nuestras posibilidades, condiciones, tiempos y preferencias,   además de que cuando existan condiciones especiales,  se debe buscar el asesoramiento de un médico y/o especialista que oriente sobre la manera de realizar el entrenamiento, sobre todo cuando se trata de grandes pérdidas de peso,  del padecimiento de enfermedades limitantes relacionadas con dolencias en articulaciones, músculos, columna, etcétera.

En este sentido, tanto el caminar como correr,  tienen sus ventajas y desventajas dependiendo del caso, pero ambas actividades proveen beneficios importantes  para nuestra salud física, mental y emocional, fortaleciendo el sistema inmune y muscular, y aumentando el flujo sanguíneo, por lo que debemos desarrollar el hábito manteniendo la constancia para obtener resultados satisfactorios.

ALFA