Hablar de la conservación del ambiente, es adentrarnos en un tema donde influyen una serie de factores que inciden positiva y negativamente sobre la problemática ambiental, pero, cada uno de ellos depende de la toma de conciencia ambiental que tengan los gobiernos, las empresas, instituciones y sobre todo cada persona como ente individual que debe asumir una actitud conservacionista que aporte pequeños granos de arena en pro de solventar una situación que día a día se agrava.

De esta manera, si pensamos en la salud de nuestros suelos, flora, fauna y del mismo ser humano, se deben buscar las alternativas adecuadas que nos guíen por el camino correcto. Una de estas maneras, es la adopción de la agricultura orgánica, llamada por algunos especialistas como agricultura ecológica, donde la producción obedece a las normas y procedimientos que respeten los procesos biológicos y ecológicos.

De esta manera, la agricultura orgánica como fuente de bienestar para la naturaleza y el hombre,  sustenta sus bases  en una concepción integrada de la naturaleza, que no separa a cada recursos o ser viviente del otro, donde el hombre no es el dueño absoluto de ella, sino que es uno más del conjunto de seres vivos que habitan el planeta tierra.

El hecho de que también se llama agricultura ecológica, es porque sus principios fundamentales se encuentran en la ecología, la cual es una ciencia que estudia la interrelación entre los organismos vivientes y su entorno, incluyendo al ser humano, pero además se incluyen todos aquellos aspectos relacionados con la  economía  y la  sociedad en el ámbito de la producción local, regional, nacional y  mundial.

En este sentido, es conveniente mencionar que el objetivo general de la agricultura orgánica es “apoyar y reforzar los procesos biológicos sin recurrir al uso de abonos sintéticos o de plaguicidas”, así como se excluye la modificación genética de organismos dentro de los procesos productivos, promoviendo  métodos preventivos para el control de las enfermedades, plagas y malezas.

Pero todo este proceso producción debe ser certificado, desde la manipulación que realiza el agricultor  hasta que llega al consumidor, lo cual se avala con un documento o certificación, que es entregado por alguna entidad debidamente acreditada en el lugar donde se produce, la cual chequea el seguimiento de las respectivas  normas reconocidas de la agricultura orgánica, lo cual es básico  para su comercialización internacional.

De esta manera, cuando un producto orgánico entra a un mercado, los proveedores y comerciantes deben asegurarse de que esa certificación es totalmente legal y conforme a los requisitos del mercado, porque estos pueden variar de un país a otro, aunque las reglas básicas sean las mismas.

En este contexto, vamos a presentar una definición general sobre la agricultura aceptada y divulgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO (2009), donde se sostiene que la “agricultura orgánica es un sistema integral de gestión de la producción que promueve y mejora la salud del ecosistema agrícola, incluidos su biodiversidad, ciclos biológicos y actividad biológica del suelo”.

Según los criterios de la FAO en la práctica de la agricultura orgánica se deben usar  técnicas y métodos biológicos, culturales, y mecánicos, en lugar de materiales sintéticos, en la medida de lo posible, considerando  las condiciones regionales y la realidad local, para implementar sistemas acordes al conjunto de elementos biológicos y ecológicos en pro de los ecosistemas agrícolas sostenibles desde una perspectiva  social, ecológica y económica.

Por otra parte,  en la Conferencia Internacional sobre Agricultura Orgánica y Seguridad Alimentaria de la FAO (2007) se definió  la agricultura orgánica como “un sistema alimentario neotradicional”, que defiende la práctica de la rotación de cultivos planificados previamente, con la finalidad de proteger la calidad del suelo y de los alimentos.

En este sentido, se plantean objetivos específicos dirigidos a favorecer la diversificación de la producción de los cultivos, aumentar los contenidos de materia orgánica del suelo, su  fertilidad y contenido de nutrientes disponibles para las plantas, con un incremento  del drenaje, del tamaño y de la estabilidad de los agregados del suelo, así como de  la aireación del mismo, a partir de la adopción de una mentalidad y actitudes ambientales en pro de la conservación.

En líneas generales, a través de estos métodos de cultivos, se logra reducir la erosión hídrica y eólica, así como la incidencia de malas hierbas, insectos y enfermedades en los cultivos, propiciando el mantenimiento de un control de malas hierbas, mediante el uso de especies de cultivo asfixiantes o cultivos de cobertura que se utilizan como abono. De esta manera, se logra una mejor distribución de  los nutrientes en el perfil del suelo, ya que los cultivos de raíces más profundas extraen nutrientes a mayor profundidad.

Asimismo, con la práctica de la agricultura orgánica y/o ecológica se trata de disminuir los riesgos económicos en el proceso productivo, favoreciendo  la compensación de la producción de residuos: se pueden alternar cultivos que producen escasos residuos con otros que generan gran cantidad de ellos, eliminando  esta utilización de fertilizantes, evitando la contaminación del suelo, agua y aire, evitando la degradación notable del medio ambiente a través del empleo y acumulación de residuos químicos que generalmente se usan en la agricultura tradicional.

Entonces, se optamos por productos orgánicos cultivados con las prácticas antes descritas, se está accediendo a una alta  calidad nutritiva de los alimentos, con altos niveles  de valor proteico y vitamínico, favorable para lograr una buena nutrición, que es fundamental para mantener la salud y prevenir las enfermedades de todo tipo.

Toda esta serie de ventajas que los productos vegetales orgánicos presentan en  comparación con los producidos convencionalmente, las explicaremos a continuación, con la finalidad que las(os)  lectoras(es) tengan una idea de lo beneficioso que será para su organismo, y de esta manera se conviertan en portavoces y promotores de este tipo de productos:

-Primeramente estos productos presentan menor contenido de agua, lo que permite que se almacenen una mayor densidad de nutrientes, con presencia de mayores niveles de  magnesio, hierro,  vitamina C y antioxidantes.

-El equilibrio de los aminoácidos esenciales es mucho mejor.

Por otra parte, los métodos orgánicos de producción animal, tienen como objetivos básicos la  optimización de la salud y el bienestar de los animales, para de esta manera  garantizar dietas balanceadas  de calidad, dentro de un ambiente adecuado que  satisfaga sus necesidades fisiológicas y su comportamiento natural, por lo que presentan una serie de ventajas en relación a los que son criados de manera convencional:

-Los animales presentan un estado de salud general mucho mejor, y se logra una notable reducción de los riesgos de contraer o portar enfermedades complicadas como la Encefalopatía y la  Espongiforme Bovina, llamada BVE o enfermedad de la vaca loca.

-La proporción de grasas saturadas a insaturadas es menor, además de que no se usan hormonas artificiales de crecimiento, razones por  las cuales se garantiza la obtención de carnes más saludables.

En definitiva, los productos orgánicos de origen animal son más saludables para las personas que los convencionales, considerando a su vez que en el procesamiento de los productos orgánicos no se permite  el uso de coadyuvantes químicos, aditivos dañinos,  saborizantes e irradiación, mientras que la aplicación de calor y presión que se utiliza es mínima, garantizándose la calidad nutricional; mayores cantidades de vitamina C, vitamina E, ácido fólico y del hierro, elementos fundamentales para una buena nutrición.

Por su parte, los métodos convencionales de procesamiento de alimentos, se ha comprobado que  afectan la calidad nutricional y seguridad de los alimentos, debido a que los residuos de plaguicidas pueden  afectar el sistema endocrino e inmunológico,  producir alta incidencia de abortos y reducción de la fertilidad, sobre todo en aquellos que trabajan directamente en las producciones agrícolas y están expuestos directamente a estas sustancias.

Con relación a este punto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo menos 3 millones de trabajadores agrícolas en el mundo sufren de envenenamientos por plaguicidas cada año, con 220.000 muertes convirtiendo así a la agricultura convencional en una amenaza principal para quienes trabajan en este sector.

Además, debemos resaltar el hecho de que actualmente existen más de 500 aditivos,  algunos de los cuales tienen efectos negativos en la salud humana,  y cuyo uso es permitido en el procesamiento de alimentos convencionales; mientras el ganado criado convencionalmente es regularmente provisto de antibióticos para prevenir enfermedades y promover su rápido crecimiento, lo cual puede causar resistencia a los antibióticos en humanos debido al consumo indirecto.

En definitiva, cuando se apoya a la Agricultura Orgánica, se está apoyando la salud humana y la de los seres vivientes del planeta. Esto se debe a que las personas que desean y necesitan aumentar su consumo de vitaminas, minerales  y nutrientes, al escoger productos orgánicos están reduciendo su exposición a  los plaguicidas dañinos, residuos de drogas y aditivos.

Por otra parte, todos los involucrados en los sistemas de alimentación y de salud deberían adoptar las prácticas orgánicas y facilitar el camino para el desarrollo del aparato productivo. Por ejemplo, los gobiernos que desean mejorar la nutrición y salud de su población, al asumir este sistema y promover el consumo de productos orgánicos, estarían reduciendo los costos de los servicios  públicos de salud. Además, los agricultores deben inclinarse por los métodos de producción orgánicos para mejorar la calidad de sus productos, así como  proteger su propia salud, la de sus trabajadores y la de las personas que los compran.

Por su parte, los investigadores que se dedican a explorar el complejo mundo natural, y que demuestran con sus estudios los beneficios de la agricultura orgánica y la ecología en pro de la conservación del ambiente, la salud de las especies, y la prevención de enfermedades, deben continuar sus estudios para cumplir con su  rol de promotores de la salud y la seguridad humana, a través de  nuevos métodos holísticos para la investigación.

ALFA