El oro es un metal duro y compacto, por lo que parece difícil que pueda ser usado en la cosmética; sin embargo, este mineral de nuevo simboliza el poder absoluto de la belleza. Sus destellos también han seducido al mundo del maquillaje; sus ricos oligoelementos nutren la piel y crean un escudo protector que la previene de los efectos del tiempo.
En la antigüedad, se dijo que Cleopatra mandó a fabricar una mascarilla de oro puro para ponérsela mientras dormía, para conservarse joven; también, se comentaba que Elizabeth Taylor usaba ungüentos con oro puro de 24 quilates para eliminar las arrugas y embellecer su rostro; asimismo, los médicos en la corte imperial utilizaban la hoja de oro pulverizada y espolvoreada sobre la piel, para nutrirla y vitalizarla.
Por consiguiente, desde tiempos remotos, el oro y la piel han mantenido vínculos privilegiados. En la actualidad, este versátil elemento se despoja de sus connotaciones pasadas; se vuelve sutil, elegante y destilado, para brindarnos sus mejores favores. Por ello, la cosmetología se ha apropiado de este mineral puro debido a sus grandes virtudes.
Sus maravillosas propiedades como cosmético activan la transferencia de los electrones, entre el oro y los iones que se encuentran naturalmente en la piel; así, ayuda a estimular la renovación celular para impulsar la energía de la misma; induce la incorporación de nutrientes minerales, al mismo tiempo, evita la flacidez cutánea; favoreciendo, a su vez, la formación de colágeno y elastina.
Igualmente, entre sus bondades destacan su efecto tensor inmediato que actúa como un auténtico “lifting”; su poder antioxidante forma una barrera contra las agresiones externas; también, su capacidad regeneradora, la luminosidad natural que aporta a la piel al estimular la microcirculación; y el poder que tiene para optimizar otros activos que se apliquen con posterioridad sobre la epidermis; de esta forma, los beneficios de este metal precioso llegan a ser visibles rápidamente, potenciando eficazmente la claridad de la tez.
La dermatóloga Silvia D’Angelo, de la clínica de belleza B&S, en Argentina, trabaja desde hace cinco años en la aplicación de máscaras de oro y explica: “El oro es un mineral que tiene propiedades antioxidantes y no produce reacciones alérgicas, cualidad que lo hace un material muy noble para trabajar en diversos tratamientos cosméticos”.
Hay que destacar, que la firma pionera en envasar el oro para ofrecernos la eterna juventud fue “Guerlain”, con su ya mítico suero reafirmante. Después, llegaron otras firmas como “Estée Lauder” o “María Galland”. La última adquisición en esta categoría ha sido Helena Rubinstein y su tratamiento estrella con oro microactivo “Gold Future”.
Asimismo, este potente elixir es capaz de revitalizar la piel, preservando su juventud y brindándole una nueva energía para enfrentarse al inexorable paso del tiempo. Un prodigio de la tecnología del que también se hacen eco los mejores centros de estética, donde los tratamientos de belleza a base de oro envuelven la piel, favorecen la nutrición, la luminosidad y estimulan los sentidos.
Sus costos deben ser igual de elevados que sus beneficios, pero creo que valdría la pena
Me resulta interesante estás técnicas cosmetológicas