Cuando se menciona la palabra aceite, inmediatamente se asocia con un elemento nocivo para la salud. Se relaciona al colesterol malo, a la obesidad y a otras tantas enfermedades. Sin embargo, lo fundamental es saber cuáles son los aceites que se pueden consumir.
El aceite de oliva es una de las grasas vegetales más antiguas, éste compone la fuente principal de lípidos de la dieta mediterránea. Es tan beneficiosa para la salud que sus aportes son innumerables. Actúa como antioxidante, disminuyendo el envejecimiento de la membrana celular, gracias a su contenido en vitamina E; también reduce los niveles de colesterol malo, beneficia el control de la hipertensión arterial, reduce la aparición de trombosis y previene la aparición de diabetes tipo 2. Su consumo diario es de tres a seis porciones. Es una excelente alternativa para reemplazar los ácidos grasos presentes en la mantequilla y en algunas margarinas.
El aceite de oliva favorece la formación de membranas celulares y del tejido cerebral. Numerosos estudios indican que las personas que consumen más grasas saturadas en comparación a las que consumen menos, tienen menos memoria. Las personas que consumen mayor cantidad de grasas monoinsaturadas, que contiene el aceite de oliva, tienen mejoras cognitivas con el tiempo.
Otra fuente beneficiosa a la salud es el omega 3 y el omega 6. Son ácidos grasos, y se consideran necesarios debido a que el cuerpo humano no los produce. El omega 3 se encuentra en los pescados azules. En cambio, el omega 6 se encuentra en muchos alimentos, aunque su fuente principal son los aceites vegetales. Entre sus beneficios está el de prevenir distintas enfermedades, reduce la presión arterial, evita la obstrucción de las arterias, aumenta el índice de colesterol bueno, fortalece el sistema inmunológico, alivia los problemas de la piel, minimiza la presión, y otorga beneficios contra el Alzheimer.
Otros aceites ricos en este ácido son el aceite de girasol, maíz, sésamo, cacahuete y palma, entre otros.
El aceite de coco también tiene sus beneficios y propiedades en el uso culinario. Además de su contenido en ácidos grasos saludables, el coco tiene unos altos niveles de proteínas, ácido fólico, vitaminas del grupo B y minerales como el calcio, el magnesio o el potasio. Este aceite saludable acelera el metabolismo y se convierte en energía de manera inmediata sin necesidad de pasar por el riego sanguíneo.
También tiene la propiedad de no oxidarse ni volverse tóxico, como otros al ser cocinado a altas temperaturas, y además, consigue mantener sus beneficios a pesar del calor.
Igualmente el aceite de soya, que tiene como principal característica la combinación de la vitamina A con la E, siendo de buena asimilación y digestión. Asimismo, su riqueza en Omega 3 y Omega 6 es beneficiosa para el sistema nervioso y el corazón.
Utilizar estos aceites para cocinar o aderezar sus alimentos es una buena alternativa para mejorar y prevenir algunos problemas de salud. ¡No lo piense dos veces y aproveche los beneficios de estos aceites claves!
ALFA