Las opiniones en cuanto a los efectos y consecuencias de las bebidas energéticas son tan variadas como las marcas de ellas, que existen en todo el mundo. Hay quienes justifican su utilización en varias circunstancias, hay quienes consideran que su consumo es absolutamente dañino.
Las bebidas energéticas tienen su origen en Asia. Según registros oficiales, la primera de ellas contenía agua, cafeína, azúcar, taurina y vitamina B y fue creada por el tailandés Chaleo Woovidhya, para suministrarla a operarios de camiones quienes necesitaban estar despiertos y alertas durante la noche.
Hoy en día, el consumo de las bebidas energéticas obedece al mismo fin: mantener el estado de alerta. Para desvelar los mitos y verdades en torno a sus efectos, presentaremos conclusiones, basadas en estudios científicos sobre estas bebidas con polémica reputación.
Mitos
Ingredientes nocivos. Uno de los mitos más explotados en contra de las bebidas energéticas apunta a su composición, con ingredientes supuestamente ilegales y dañinos. Lo cierto es que la mayoría de ellas contienen ingredientes naturales como la cafeína, guaraná, vitaminas y «ginseng», los cuales en cualquier contexto, crean efectos contraproducentes, cuando se consumen en exceso.
Causan hiperactividad. También y debido a sus ingredientes principales, las bebidas energéticas han sido señalas como causantes de hiperactividad y adición, lo que es imposible con un consumo moderado.
Verdades
Son perjudiciales para niños y adolescentes. Las advertencias sobre el consumo de estas bebidas por niños y adolescentes son totalmente justificadas; se considera que los ingredientes de las bebidas energéticas exceden los requerimientos de los jóvenes, por lo que no se recomiendan en ningún caso, ni siguiera con moderación. Respecto a esta afirmación, el doctor Kwabena Blankson, especialista en medicina de la adolescencia del Naval Medical Center de Portsmouth, advirtió: “Estas bebidas pueden ser peligrosas para los adolescentes; contienen mucha cafeína y aditivos sobre los que no sabemos demasiado”
Según Blankson, “más de 100 mg diarios es poco saludable para un adolescente y en los adultos, hasta 300 mg diarios no es prejudicial”. Una lata de bebida energética contiene 10 oz y entre 120 y 160 miligramos de cafeína en comparación con los 100 gramos que contiene una taza de café.
No apta para diabéticos e hipertensos. Como ya hemos visto, las bebidas energéticas no son para todo el mundo. Aparte de los niños, están contraindicadas para pacientes diabéticos, hipertensos o cardiovasculares, quienes con seguridad pueden empeorar su condición con una toma mínima.
No mezclar con alcohol. Otra precaución que se debe tener con las bebidas energéticas está relacionada con las mezclas con bebidas alcohólicas; ambos productos son estimulantes y juntos pueden causar daños o corto y largo plazo.
No ofrecen una recuperación óptima. Con frecuencia las bebidas energéticas se relacionan con el deporte y con el proceso de recuperación luego de cualquier actividad física, pero en ningún caso su consumo representa un sustituto del agua.
Las bebidas energéticas constituyen un apoyo en esos días de estudio y trabajo donde el cansancio no es bienvenido. Sin embargo, solo se recomiendan a aquellos adultos que gocen de una salud plena.
ALFA