En la cultura general es asumido que los términos “Amuleto” y “Talismán” son sinónimos para hacer referencia a objetos que atraen la buena suerte. Realmente la definición no los aleja mucho de la finalidad, sin embargo existen características particulares que los diferencian; comparten historias que se remontan a sociedades antiguas que solían utilizar los amuletos y los talismanes como protección de maldiciones y malos augurios, pero aun así en tiempos remotos se entendía que ambos eran cosas distintas.
Iniciando con los amuletos, su definición nos guía a un objeto que es de procedencia natural y pura. Utilizado para proteger a la gente contra enfermedades, actúa tanto directa como indirectamente. Por lo general proviene del mundo animal o vegetal, por ejemplo: una hoja o un diente de animal entre otros. La finalidad del amuleto es generar la atracción de la buena suerte, del éxito, gracias a las propiedades mágicas o energéticas que le otorga la naturaleza; es un mecanismo de protección ante las dificultades.
Se vincula a un amuleto con la fuerza mágica, que el mismo posee las capacidades de lo que representa. Los egipcios los utilizaron para ofrecer protección a los muertos, las momias estaban recubiertas de amuletos de oro, bronce, piedra o loza que ayudaban a preservar la eternidad del alma, conservar el descanso eterno. Los más comunes eran el escarabajo, el nudo de Isis, la cruz ansada, un ojo maquillado.
Por otro lado, se encuentran los talismanes. El término proviene del vocablo griego «Teleo» que significa “consagrarse” y “completo”, su significado hace referencia a una palabra que completa a otra, es decir un cuerpo que complementa a otro para general un todo. Generalmente el talismán es un objeto fabricado para un propósito especifico que puede contener elementos naturales, símbolos y amuletos combinados con metales, sales y tierras que potencian sus propiedades mágicas y energéticas. Por ejemplo una piedra preciosa o semipreciosa con alguna figura especial o representativa para la persona que lo va a portar, la superstición suele atribuirle poderes a dicha figura.
El talismán no requiere ser un mineral como tal, en muchas ocasiones son utilizados otros objetos para representar la fuerza que se busca concentrar, por ejemplo: la herradura, el trébol de cuatro hojas, la pata de conejo; son talismanes muy comunes, lo más importante de ello es que tengan la capacidad de darle forma a eso que tanto anhela su portador, que realmente represente lo que se busca, de esta manera lograra concentrar las energías del universo para servir como mecanismo de protección.
Compilando lo referido a los amuletos y talismanes, queda claro que ambos son objeto de confusiones por sus similitudes, sin embargo esta es la gran diferencia entre uno y otro: mientras que el amuleto es un objeto que posee propiedades mágicas otorgadas por la naturaleza, el dueño del talismán debe ser quien le otorgue sus propiedades mágicas a través de un proceso llamando “consagración”, allí es donde su portador debe cargar los poderes que desea otorgarle. La particularidad es que el talismán posee un objetivo en concreto por el que se crea, mientras que los amuletos simplemente son objetos a los que se le atribuye propiedades mágicas en general.
En la actualidad existen supersticiosos que conservan algunos objetos que consideran les traen buena suerte o alejan a la mala suerte. Supersticiones famosas como la de encontrar un billete o una moneda en el suelo y conservarla te traerá enriquecimiento, algunas personas incluso repiten rutinas cuando algo les sale bien, al vestirse o antes de realizar cualquier actividad. En el deporte es muy común, algunos beisbolistas llevan consigo cadenas o pulseras por buen augurio. En otros casos son objetos particulares que pertenecieron a alguien importante. La fuerza reside en la actitud con la que se porte, la fe y la energía con la que se transmitan esas propiedades mágicas que nos aporta el universo.
ALFA