Las mujeres siempre tenemos muchas cosas que hacer, por lo que no respetamos nuestros horarios, los hábitos del descanso y tampoco los alimenticios. Además a diario experimentamos una montaña rusa de emociones, pasando de la felicidad a la tristeza, de la ansiedad al estrés, de la paz a la intranquilidad y de la rabia al amor extremo. Todo esto tiene un gran impacto en nuestra alimentación, es por ello, que debemos darle un «stop» al  hambre emocional para lograr mantenernos saludables, en forma y no dejar que nada ni nadie que esté a nuestro alrededor nos perjudique y cree un desbalance en nuestro cuerpo.

En primer lugar, tenemos que aprender a reconocer si el apetito es físico o emocional. Se llama apetito físico, cuando tienes hambre y podrías comerte algo dulce o salado. Mientras que, con el hambre emocional no te satisface cualquier cosa, necesitas algo concreto y rápido, convirtiéndose en un antojo momentáneo.

Muchas mujeres se alimentan dependiendo de su estado de ánimo, lo cual, crea un desbalance en el organismo. Hay personas o circunstancias que pueden llevarnos al borde de las emociones y muchas veces la comida se convierte en un bálsamo reconfortante para procesar todo este tipo de sentimientos y continuar la vida. Este tipo de alimentos se conocen como arrulladores, ya que, una vez los ingerimos nos sentimos calmados, son como una especie de tranquilizantes, que más temprano que tarde nos crearan una leve adicción y solo nos sentiremos tranquilos al comerlos.

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Para tener un total control sobre el hambre emocional, debemos balancear correctamente los platillos a la hora de comer, saber mezclar los diferentes tipos de alimentos en cada uno de los horarios del día, por lo menos en el desayuno, el almuerzo y la cena, es muy importante que los platos estén divididos en cuatro sesiones: frutas, verduras, granos y proteínas, es decir, que debemos crear lo que se conoce como “el plato del buen comer”, de esta manera no le daremos paso al apetito emocional.

Además de comer saludable debemos respetar los horarios de comida, por muy ocupadas que estemos debemos dedicarle un espacio de tranquilidad a nuestro encuentro con los alimentos, esta es la única manera que podemos cumplir con un proceso de digestión sereno y que haga un efecto positivo en nuestro cuerpo.

Para finalizar, cuando te den ataques de hambre emocional o antojos, lo recomendable es que tengas a mano (bolso, cartera, casa, refrigerador, entre otros) una bandeja de emergencia antihambre, la cual puede contener los siguientes alimentos: 2 rebanadas de jamón de pavo o 100 gramos de salmón ahumado o atún, siete aceitunas verdes o un puño de almendras o frutos secos, una pieza de fruta o media taza de arroz blanco al vapor.

Siguiendo estos consejos podrás combatir al tan odiado hambre emocional y mejorar tu estilo de vida, recuerda que tú eres la encargada de controlar a tu organismo y mantener la salud física y mental que tú desees. Inténtalo y atrévete a vivir saludable.

ALFA