La historia de la joyería etrusca relata un pasado encantador, que comenzó en Etruria, una antigua región ubicada en el centro de Italia, en el siglo VII antes de Cristo, donde hubo un considerable flujo de comercio; permitiendo negociaciones entre países del Mediterráneo occidental y oriental. Muchas culturas influyeron en el arte etrusco, como los fenicios, griegos, egipcios, asirios; haciéndolos excelentes artesanos, joyeros y metalúrgicos.
Los primeros en trabajar el oro y la plata en Italia fueron los etruscos; todo esto se comprobó con los descubrimientos realizados en las tumbas desenterradas en los últimos años. Esta bella joyería se identificaba mayormente por la representación de exquisitas piezas de gran tamaño, recurriendo a diversas técnicas del grabado y estampado en troqueles con imágenes humanas, animales y vegetales.
Asimismo, en la joyería etrusca se solían usar las formas de filigrana con ángulos geométricos, combinando los elementos, confeccionando hermosas prendas como pulseras, collares, anillos y pasadores. Igualmente, empleaban la granulación con total maestría; técnica que consistía en soldar pequeñas bolitas de oro, formando bellísimos modelos simétricos, con exactitud y elegancia casi increíbles.
Hasta los momentos, no se sabe, con precisión, cómo los etruscos lograban enlazar las diferentes esferas sobre la superficie metalizada; muchos orfebres suponen que recubrían el oro con sales arsénicas, con las cuales se formaban las bolitas y, al entrar estas en contacto con el fuego, las sales solían evaporarse, formando muchos componentes químicos, permitiendo soldarlas con un perfil de gotas, a la plancha de la prenda.
Otra técnica que se utilizaba con frecuencia en la joyería etrusca era la policromática, incrustando gemas o una masa de vidrio que, al solidificarse y con el calor, despedían luces de diferentes tonalidades. De igual manera, el ámbar y el marfil eran materiales muy solicitados en las piezas comunes, con ellas se realizaban ornamentos para las mujeres; sin embargo, las matronas no llevaban ámbar en sus joyas, solo oro junto a otras piedras preciosas.
Al este de la población, se abrieron muchos lugares donde empezaron a producir objetos para el uso doméstico en grandes cantidades, en su mayoría hechos de bronce. Estos llamativos productos se componían de muchos cofres circulares, candelabros espectaculares, finísimos vasos áticos con lujosas figuras negras, esculpidos o en relieve, espejos grabados con escenas mitológicas, entre otros detalles.
Inmediata a la industria metalurgia, la joyería etrusca mantenía un comercio siempre activo, porque ellos tenían una civilización avanzada para aquellos tiempos, con una industria muy desarrollada. Eran muy creativos e inteligentes, sabían manejar muy bien el arte de originar cosas nuevas y producir efectos que llamaran la atención; por eso manipularon la joyería, denotando una excelente calidad, con esmero en los detalles y gran destreza en la fabricación.
En la actualidad, usted puede encontrar y disfrutar de excelentes joyas, inspiradas en el estilo etrusco, con la marca del pasado de esos magníficos orfebres que innovaron en aquella época; siendo adaptadas a tiempos modernos por magistrales joyeros que transforman la moda. En el canal “YouTube” “joyeriaturon”, admirará la colección etrusca de la firma “Máximo Betro”.
ALFA