Desde la antigüedad el ritual del baño ha tenido un significado muy especial en la vida del ser humano; ha representado mucho más que parte de la limpieza corporal. Para los egipcios y romanos el baño confería prestigio; era un verdadero rito que se combinaba con lo religioso y la suntuosidad. Se bañaban con aceites de nardo, rosa y almendras; ungüentos perfumados compuestos con canela y mirra; esencias y especies aromáticas; además, lo usaban para purificarse y sanar sus cuerpos.
Sin embargo, en nuestros días, el baño no solamente es parte de nuestra higiene personal; sino también, se ha convertido en algo indispensable para los tratamientos de belleza, para consentir la piel y el cuerpo en general; con el único objetivo de ofrecer placer y bienestar.
No hay nada más reconfortante para el cuerpo, que después de una larga jornada de trabajo sumergirse en una tina con burbujas espumosas y darse un baño relajante. Si usted quiere disfrutar en la intimidad de su casa de todas las ventajas de un buen baño de inmersión, que renueve su cuerpo cansado y disfrutar de los beneficios terapéuticos, como lo hacían los egipcios en la antigüedad, debe seguir ciertos consejos.
Un baño tibio aumenta la capacidad del cuerpo para relajar la tensión muscular, proporcionando equilibrio y tranquilidad mental. Tenga en cuenta que el agua dentro de la tina debe estar a una temperatura de 38 grados centígrados, no conviene alargar el baño por más de 20 minutos; y se aconseja preparar el entorno con un ambiente a la luz de velas aromáticas y armonizando con música suave y relajante.
Asimismo, escoja para añadir al agua geles perfumados y espumas con propiedades beneficiosas; por ejemplo: el color rosa transmite armonía y paz interior; el azul turquesa proporciona calma y dispersa las energías negativas; el naranja aumenta la vitalidad y estimula la sensualidad y el verde claro produce serenidad.
Sumergirse en un baño de aceites esenciales es la experiencia más relajante para integrar sus sentidos con su cuerpo. Llene la tina con agua caliente a 38ºC y agréguele los aceites disueltos en el agua; así transmiten sus propiedades con mayor intensidad y penetran directamente en el organismo. Además de hidratar y nutrir la piel, lo más importante de estas esencias vivas son sus virtudes relajantes, tonificantes y descongestivas; absorbidas al instante por el olfato constituyen todo un arte curativo.
Por ejemplo, el aceite de ajonjolí penetra profundamente en los tejidos desintoxicándolos; el de almendras calma el sistema nervioso; el de coco relaja el cuerpo y los sentidos profundamente; no solo trabaja con el cuerpo físico, sino también con el cuerpo energético. Por otro lado, las esencias de albahaca elevan el ánimo; la de jazmín calman la ansiedad y actúan en los estados de tristezas; y la de salvia disipa los estados depresivos, sana y cuida la piel. ¡Haga de su baño un rito y sumérjase en burbujas de placer!
ALFA