Normalmente las personas, por el vertiginoso ritmo de vida que llevan, se concentran en los bienes materiales. En otras palabras, están muy conectados con el mundo físico, y no se dan cuenta de los detalles, dejando de lado uno de los aspectos más importantes para el crecimiento personal: el mundo espiritual; esa parte del que se alimenta el ser y permite trascender hacia el plano de la espiritualidad, conectándose con ella.
La espiritualidad se puede definir de muchas maneras, pero en pocas palabras, trata sobre aquello que tenemos en nuestro interior: la bondad y el amor que hay en nuestro ser, y en cómo lo relacionamos con los demás, permitiéndonos estar en armonía con el universo.
Asimismo, la espiritualidad tiene que ver con darnos cuenta de que existe un creador y que somos creación divina de él; nos permite reconocer y respetar a todos los seres vivos en nuestro entorno: plantas, animales, personas, paisajes; para lograr estar en calma y paz, y ser personas íntegras en mente, cuerpo y espíritu.
De acuerdo a esto, es sumamente importante enlazarnos con nuestro lado espiritual desde el amor hacía nosotros mismos, pero sobre todo hacia los demás; para así encontrar nuestra luz interna, esa que nos permite encender nuestro espíritu, brindándonos la posibilidad de poder ayudar. Pues bien, para esto es necesario estar calmado y serenos, en un estado de relajación en el que las alteraciones de ánimo no tengan cabida, porque así es imposible encontrar el balance emocional que necesitamos para conectarnos con nuestra espiritualidad.
Aunado a lo anterior, es imperativo que tengamos conciencia de que somos seres espirituales que estamos viviendo una experiencia en el mundo físico, así comprendemos que es más fácil para nosotros encontrar esa conexión con el espíritu. También es necesario conocerse a uno mismo, esto nos ayudará a conectarnos con nuestra esencia y misión en la vida; y por último, debemos mantener nuestra inocencia, esa que nos permite que en nosotros no haya maldad ni mala intención hacia a los demás. Estos sencillos pasos nos posibilitará a abrirnos hacia la espiritualidad.
Pues bien, para aprender a conectarnos con nuestra espiritualidad, primeramente debemos relajarnos y concentrarnos en nuestra respiración, tenemos que respirar profundamente, posibilitando que nuestro cuerpo se relaje y los pensamientos y emociones fluyan más armónicamente, sin agitaciones. Esto debemos tomarlo como hábito para que sea más efectivo.
De la misma forma, la meditación es una excelente manera de entrelazarnos con toda nuestra energía y, además, nos ayuda a ser conscientes de todos nuestros sentimientos y pensamientos, así como de todo aquello que los bloquea y no deja verlos con claridad.
Por otro lado, es sumamente importante trabajar en nuestra empatía con los demás, colocarnos en el lugar del otro nos hará comprender por qué actúa de determinada manera. Debemos fortalecer nuestro lado compasivo y la capacidad de servir a los demás, esto nos ayudará a unirnos con los otros seres humanos y a sentir mejor desde nuestro interior.
ALFA