Seguramente ha oído sobre el Daruma, un amuleto japonés que se utiliza para atraer la prosperidad y la abundancia, elaborado a mano, y según los japoneses, ayudan a lograr los objetivos que cada quien se trace. Interesante, ¿cierto? Conozcamos un poco más acerca de estos “muñecos de los propósitos” y su motivador poder.
Existe una leyenda de donde se deriva el significado de este amuleto, basada en la experiencia del monje Bodhidharma, fundador del budismo zen, cuya imagen ha servido de referencia para diseñar el daruma que por siglos ha acompañado a los seguidores de esta doctrina.
Se cuenta que, este monje logró su estado de iluminación, después de 9 años de meditar a solas en una cueva, provocando que sus brazos y piernas cayeran atrofiados por la falta de movimiento y que se arrancase los párpados para evitar dormirse y concentrarse mejor; de allí la forma que tiene este amuleto.
En el diseño del daruma su forma, color, vello facial y cavidades oculares blancas, poseen una simbología especial, ya que esta figura redondeada, elaborada en papel maché, jamás se cae, por más que se mueva, siempre se equilibra y recupera su posición, lo que simboliza la perseverancia y el esfuerzo para lograr lo propuesto, destacando las habilidades para enfrentarse a las adversidades y recuperarse; siendo esto un ejemplo del proverbio japonés que dice “Si te caes siete veces, levántate ocho”.
Las cavidades oculares están representadas por círculos blancos y su función es que la persona se centre en su objetivo, para motivarla en el logro de éste. Si sólo tiene un ojo pintado, significa que se debe trabajar duro para lograrlo, en pro de su prosperidad y abundancia. En relación al pelo facial, observamos que las cejas tienen forma de grulla y el vello de las mejillas se asocia con el caparazón de una tortuga. Tanto la grulla como la tortuga son símbolos de longevidad.
En cuanto al rojo tradicional del daruma, se cree que es en honor a Bodhidharma, quien llevaba ropa de este color durante su meditación; sin embargo, actualmente el significado del rojo ha cambiado y es considerado como adecuado para brindarnos energía y fuerzas para alcanzar los objetivos, aunado a esto los japoneses lo asocian con la buena fortuna.
Pero, no sólo hay darumas de color rojo, existen en tono violeta que simboliza la salud y la longevidad; amarillo la protección y la seguridad, el dorado la abundancia, la riqueza y la prosperidad económica; mientras que el blanco se vincula con la armonía y el amor, el rosado con el romance y la amistad, el negro con la seguridad y finalmente el verde, simboliza la salud y se utiliza para ahuyentar las enfermedades.
Se considera que el daruma es un amuleto, por esencia, motivador, ya que no sólo se trata de adquirirlo y esperar que nos acompañe la buena suerte, sino que, de acuerdo a las creencias japonesas, este amuleto obliga a las personas, a buscar por sí mismas la “suerte” o la energía positiva para lograr los objetivos y las metas propuestas; a través de una actitud positiva, motivados a trabajar con mayor empeño para alcanzar nuestros propósitos.
Por estas razones, los japoneses cuando obsequian un daruma, proveen a sus seres queridos la posibilidad de lograr un propósito en cualquier ámbito, de allí que es habitual que en los cumpleaños, en navidad, o cuando se está iniciando una nueva etapa, proyectos o tareas, aprovechan la ocasión para regalar los muñecos; aunque podemos obsequiárnoslos nosotras mismas, cuando lo consideremos conveniente y nos haga sentir bien, al fin esto es lo más importante.
Hay que distinguir un detalle, cuando se habla del daruma no se dice que atrae la suerte para lograr los deseos, sino los propósitos, que es muy diferente, ya que los estos últimos van acompañados de la acción, del trabajo y el hacer; en cambio los deseos, por sí solos, no sirven de nada. Por lo que se considera que la filosofía de estos amuletos, se basa en que el éxito se consigue después de trazarse un objetivo, una meta, un propósito, y después emprender un camino a base de trabajo, dedicación y constancia para alcanzarlo.
La costumbre japonesa nos dice que cuando se tiene un daruma y tenemos un propósito claro, hay que pintarle uno de sus ojos y de esta manera emprender el proceso proactivo para conseguirlo, trabajando duro y con disciplina, algo que es muy propio de la cultura japonesa. De esta manera, el amuleto nos motiva y ayuda a lograr nuestro objetivo, y una vez alcanzado, se debe pintar el otro ojo, en señal de agradecimiento.
Por ende, el daruma viene a ser un símbolo del objetivo trazado y cumplido, que a menudo nos recuerda la importancia de la motivación, el trabajo y la constancia, que nos lleva a estados de bienestar, prosperidad y abundancia. Sin embargo, al finalizar el año e iniciar el siguiente, los japoneses llevan su amuleto a un templo, con la finalidad de realizar una ceremonia llamada Daruma Kuyo, para quemarlos, expresando así su agradecimiento. Asimismo, adquieren otro nuevo, para iniciar una nueva etapa, con el símbolo del logro y la abundancia.
ALFA