Uno de los destinos turísticos más antiguos de Europa es el Camino de Santiago, ubicado en España, y que en su totalidad su recorrido va desde Francia, recorriendo España hasta llegar a Santiago de Compostela, en la frontera con Portugal. Todo un recorrido lleno de historia, misticismo, paisajes maravillosos y una arquitectura que nos muestra distintas épocas de este país legendario que ha sabido conservar su patrimonio histórico y cultural.
A lo largo de la historia el Camino de Santiago ha pasado por varios cambios, desde que en la ciudad de Santiago en Compostela se descubrieron los restos del apóstol Santiago a principios del siglo IX, momento en el cual este camino se transformó en un verdadero asidero de millones de peregrinos procedentes de toda Europa, convirtiéndose en el punto de encuentro de los cristianos de ese continente, que con el pasar del tiempo empezó a recibir personas de todo el mundo.
Este descubrimiento de estos restos en esta ciudad, fue trascendental para fe cristiana, debido a que el apóstol Santiago, quien realmente se llamaba Jacob, fue uno de los doce apóstoles que mejor relación tenía con Jesús, quien en su momento llamó a este pescador “hijo del trueno”, y a quien llamó junto a su hermano, para que se integraran al grupo que lo acompañaría en la histórica misión que lo llevó a su muerte en la cruz.
Ya para el año 44 después de cristo, el emperador “Herodes Agripa”, en uno de los tantos actos crueles que llevó a cabo, decidió arremeter contra la comunidad cristiana, arrestando a Pedro y decapitando a Santiago en Jerusalén, convirtiéndose en el primer cristiano en morir por su fe, siendo hoy día el patrono de España, Iberoamérica, y de muchos pueblos y ciudades, razón por la cual cada 25 de julio se celebra su festividad.
Posteriormente, desde el siglo X hasta el siglo XII, esta peregrinación por este emblemático camino llegó a convertirse en un fenómeno de masas, que se facilitó por la reparación de caminos, construcción de puentes, hospitales y albergues por parte de los monarcas de Castilla, León, Navarra y Aragón, quienes dejaron legados arquitectónicos que hasta hoy días se encuentran en esas bellas ciudades.
Sin embargo, durante los siglos XIV, XV, y XVI, se produjeron muchos problemas políticos y sociales en el continente europeo, en los países se encontraban en guerras, donde abundó el hambre, las enfermedades de todo tipo, falta de alimentos por las malas cosechas derivadas de sequías prolongadas, que hicieran hicieron que los peregrinos potenciales cambiaran sus rumbos a otros destinos, ocasionando el olvido de la ruta jacobea por muchos años.
Todo este bagaje cultural, histórico y místico, se opacó por muchos años, quedó olvidado en el tiempo, pero en el siglo XX, el interés por el gran “Camino de Santiago”, resurge como el ave fénix, para pasar a ser hoy día uno de los destinos preferidos por los amantes del turismo cultural e histórico del mundo, por lo que el movimiento defensor de esta tradición adquiere mayor impulso, y se comienzan a recuperar los itinerarios antiguos y las peregrinaciones.
De esta manera, es como el Camino Francés es nuevamente señalizado, lográndose con ello la reapertura de antiguos albergues, y la creación de otros tantos, multiplicándose los estudios y la divulgación de la tradición, cuyo efecto llegó a muchos lugares, lográndose que las distintas rutas se llenaran de nuevo de peregrinos a lo largo de todo su recorrido donde se incorporan personas que tienen en su mente y su espíritu diferentes motivaciones.
La peregrinación a Santiago de Compostela es un viaje de 800 kilómetros, y no todos los peregrinos lo hacen por la fe cristiana, tienen diferentes motivaciones que van desde el placer de caminar por una ruta hermosa y llena de misticismo; movidos por el interés cultural, artístico e histórico por un recorrido donde se encuentran muchísimas obras arquitectónicas y escultóricas que cuentan historias maravillosas, o bien han hecho una promesa que deben cumplir, o finalmente lo que suele ocurrir, por una combinación de todos las razones enunciadas anteriormente.
Es importante señalar que existen muchas rutas para llegar al destino final que es Santiago de Compostela, debido a que desde el siglo IX los peregrinos encontraron diferentes vías para hacerlo, sin embargo, el que mayor importancia histórica y estratégica tiene es el Camino de Santiago Francés o también llamado Franco-Navarro.
Esta ruta jacobea es considerada la más transitada, debido a que la mayoría de las demás rutas terminan en algún punto confluyendo en ella, desde alguna de las dos entradas, la primera es la de Roncesvalles en Navarra y la segunda la de Somport en Huesca. Es cuestión de elegir cuál de las dos elegir, considerando la disponibilidad de tiempo, la condición física, el sitio donde se encuentren al momento de partir y lo que deseen disfrutar.
Y si usted prefiere observar paisajes maravillosos, bien le puede venir elegir la ruta Navarra que los tiene por montones; pero si le agrada la soledad de los parajes, entonces le conviene tomar la ruta aragonesa, ya que en ésta se observan edificaciones que recuerdan y proyectan el aspecto del camino medieval, por lo cual las personas se sienten proyectados en esa época.
Es una elección difícil, pero en ambas sentirá un encuentro con esa naturaleza viva que nos transmite momentos de la historia transcendentales para todos los seres humanos. No en vano, la UNESCO en el año 1993 declaró a este camino Patrimonio de la Humanidad, después que el Consejo de Europa en 1987, lo había catalogado como el Primer Itinerario Cultural Europeo.
También existen otros caminos que forman parte de los Caminos del Norte, dentro de los cuales se encuentra el denominado “Primitivo o de Alfonso II”, quien en su época construyó el mismo, el cual comienza en Oviedo y tiene una trayectoria de 336 kilómetros, pasando por las localidades de Lugo y Tineo en Asturias, para culminar en Palas de Rey.
Por otra parte, existe la Ruta de la Costa, de unos 839 kilómetros aproximadamente y se encuentra localizada en Irún y finaliza en Arzún, donde los caminantes pueden disfrutar de una gran belleza paisajística, pero de acuerdo a algunas informaciones se encuentra mal señalizada y existen deficiencias en cuanto a los albergues se refiere.
El Camino Portugués es otra de las rutas ampliamente conocidas, el cual ha sido recuperado por las asociaciones gallegas y portuguesas en la década de los años noventa. Allí existen dos rutas, la del Interior, que consta de 143 kilómetros y comienza en Verín (Orense) y finalizando en Santiago de Compostela, y la ruta de la Costa, que comienza en tres puntos de la provincia de Pontevedra, las cuales son: .en La Guardia, Goyán y Tuy 107 kilómetros.
Por supuesto los caminantes realizan sus jornadas diarias de caminatas, de acuerdo al tiempo que dispongan, sus condiciones físicas y la cantidad de kilómetros que deban recorrer para llegar a Santiago de Compostela, según el sitio que hayan elegido para comenzar. Sin embargo, se recomienda generalmente realizar caminatas de unos 25 a 30 kilómetros.
En cuanto a la época del año en que debe realizarse esta peregrinación, debemos destacar que el Camino de Santiago puede hacerse durante todo el año, pero la temporada con mayor afluencia de personas son los meses de Julio y Agosto, en los cuales hay más horas de sol y menos problemas con el clima, lo que origina que se llenen los refugios y cueste conseguir una plaza.
En el invierno los albergues están vacíos y no se ven muchos peregrinos en las rutas, bajando el precio, y además para quien no está acostumbrado a mucho frío, puede hacerse muy pesado el camino. Entonces, si se está disponible y libre en los meses de Junio y Julio, es conveniente realizar el viaje en esta época, porque la afluencia es moderada, los precios bajan y el clima es excelente.
En relación a los albergues, debe destacarse el hecho de que ofrecen hospedaje por una pequeña cantidad de dinero, garantizando un techo para dormir y agua para lavarse. Estos albergues abren al mediodía y no se puede permanecer más de una noche, salvo alguna situación especial o por enfermedad.
A la hora de equiparse para realizar esta caminata, se debe prescindir de todo lo que podamos, y empacar estrictamente lo que se considere necesario. Para orientarlos con respecto a esto, vamos a presentarle una lista con algunos artículos que deben estar en tu maleta: unas buenas botas o zapatos especiales para este tipo de ejercicio, unas chanclas o alpargatas para descansar los pies, calcetines, ropa interior de algodón o sintética, pantalones cortos y largos impermeables que sean ligeros, tarje de baños si es verano, un saco de dormir, una funda de almohada, linterna, navaja, juego de cubiertos, etcétera.
Entre los artículos de aseo personal deben incluirse en pequeños formatos los siguientes.: jabón, detergente para lavar la ropa, champú, gel, desodorante, pasta de dientes, crema y maquinas desechables para afeitado, papel higiénico, hilo dental, cortaúñas, peine, pinzas de depilar y protector solar.
A toda esta serie de objetos, es recomendable agregar obviamente: estuche para la documentación, el celular, libreta de notas, un mapa con la guía del camino, cámara de fotos, analgésicos, aspirinas, antibióticos, cremas para dolores musculares, vaselina, alcohol, agua oxigenada, aguja e hilo para ampollas, crema antiinflamatoria, etcétera.
Lo importante es no recargar la mochila, la cual preferiblemente debe tener soportes metálicos para no forzar mucho la espalda, por esa razón se recomienda frecuentemente que las prendas sean ligeras para no pesen mucho, y para que al lavarlas sequen rápido.
De esta manera, con todas estas recomendaciones, con el tiempo disponible, el dinero para movilizarse, y sobre todo con las ganas y condiciones físicas necesarias, la invitamos a transitar la ruta que desee para llegar a Santiago de Compostela, en donde le darán un certificado expedido por las autoridades eclesiásticas a todo aquel peregrino que termina un recorrido mínimo de 100 kilómetros a pie o 200 kilómetros en bicicleta o caballo.
ALFA