Uno de los aspectos más fascinantes del antiguo Egipto, eran sus joyas. Siempre extravagantes, pero a la vez, muy elegantes y codiciadas por todos. Sus creencias sobre ellas eran tales, que se las llevaban a la tumba al fallecer; porque, según ellos, sus materiales eran mágicos y ayudaban al difunto a recuperar la vida en el más allá, y a alcanzar la eternidad.
Los faraones fueron considerados seres casi divinos. Eran los reyes de Egipto, y solían caracterizarse por sus coronas. Una reina de Egipto, quizás la más conocida, fue Cleopatra VII. Heredó el trono en el año 51 a.C., cuando tenía 18 años, junto con su hermano Ptolomeo XIII, de solo 12, quien sería además su esposo. Era muy conocida por ser una emperadora de una belleza excepcional, pero sobre todo, por su extraordinaria simpatía, la cual era su fuerte.
El tesoro de Tutankamón pasó a la historia como una de las tumbas que más ayudó para el estudio de la confección de tan deseados accesorios. Se consiguieron varias prendas en ella, como un pectoral trabajado en oro con incrustaciones de vidrio. Los antiguos egipcios acostumbraban a hacer la mayoría de sus joyas en oro, debido a que consideraban que éste era el material que los acercaba más a los dioses.
Con el pasar de los años, estas piezas han tratado de ser imitadas; eso sí, no con los mismos materiales, por lo que se han vuelto más accesibles. A pesar de no estar confeccionadas en oro, al mantener los diseños egipcios, estas imitaciones son muy deseadas y buscadas entre las mujeres, y es que ¿a qué mujer no le gusta estar elegante y sentirse como una reina? Estas prendas son ideales para toda ocasión, desde en una salida informal, hasta un acto de gala.
Las mujeres de hoy, llevan cada accesorio que se colocan en su día a día, con el mismo orgullo con el que las reinas egipcias portaban sus joyas. Para muchas, es un gran dolor de cabeza encontrar algo que las haga sentir bella; sin embargo, a otras féminas les resulta una tarea muy sencilla.
Una joya puede ser más que un simple accesorio para usted. Le podría dar más confianza en sí misma, hacerla sentir más deseada, y hasta poderosa. Hay quienes son adictas a llevar la mayor cantidad de joyas posible, para verse más imponente; aunque esto no favorece mucho la imagen. Es un asunto de actitud, por cuanto el estilo que se derrocha no solo depende de la joya que se porta, sino también de la persona que la usa.
En estos tiempos, la imagen tiene un peso muy importante en la sociedad, por lo que debemos poner mucha atención en los accesorios que escógenos y en la forma en la que los portamos, para así causar una buena impresión.
La confianza es el beneficio que alcanza una mujer segura de lo que es y posee; guiada por ésta, logra captar con facilidad la atención del género masculino, generando en algunos casos, una profunda envidia de sus iguales, ya que las joyas la colocan en un lugar privilegiado donde pocas pueden estar. Es quizás igual a la sensación que producía en los súbditos el apreciar a los faraones en el antiguo Egipto.
¡No pierda la oportunidad de destacar con su estilo! ¡Porte sus joyas como toda un Faraón!
Increíble que se llevaran hasta lo material a la tumba. Aunque siendo de oro… jeje
Coincido. A veces poco es mejor. No usemos tantas joyas, por muy bonitas que sean.
Totalmente de acuerdo, una mujer con accesorios es una mujer con confianza y segura de sí misma. Me encantó este artículo.
Toda mujer quisiera ser como Cleopatra; sobre todo, tener toda la cantidad de joyas que ella tenía.
Siempre me ha fascinado la historia de Egipto, y sus joyas. La elegancia de Cleopatra es algo que toda mujer le envidia, ¡todas quisiéramos ser como ella!