Si siente que su pareja la pone en tercer lugar; si sus opiniones, consejos o gustos no superan los de su mamá, o si en cada frase que dice siempre sale el “pero mi mama me dijo”, o  tal vez se niega a estar lejos de su madre porque su vínculo con ella es tan fuerte que todo gira a su alrededor… pues éstas son señales claras de que su chico aún no ha dejado el nido, y que todavía no ha cortado el cordón umbilical. Veamos aquí las consecuencias que esto le traerá si no establece un límite.

No es malo que su pareja tengan una buena relación con su mamá, sin embargo, cuando llega al punto en el que para todo necesita de su aprobación, y esto poco a poco vaya haciendo más incómoda y difícil su convivencia, entonces tienen serios problemas. Cuando un hombre tiene “mamitis”, evidencia su miedo a enfrentar la vida solo, además de poseer el síndrome de Peter Pan (miedo a crecer), es inmaduro emocionalmente y no es capaz de tomar decisiones por sí mismo, dejándole todo el trabajo a su madre y otorgándole a usted el tercer lugar en esta historia (no la toma en cuenta). Asimismo, no es una persona autosuficiente y vive la vida pensando que su mamá estará siempre ahí para resolverle sus problemas.

Sin duda alguna, esto es razón de decepción para muchas mujeres, las cuales no se sienten estimadas ni valoradas por su pareja, convirtiéndose en una razón suficiente para terminar con todo; y no es para menos, estar en una posición como esa es frustrante, y hasta una pesadilla, porque en ningún sentido se puede superar a la madre desde el punto de vista de su pareja, y aunque no sea una competencia, para él, su madre siempre será la ganadora de la medalla de oro. Si esto no se corrige a tiempo, lamentablemente su vida como pareja estará tan afectada que no habrá más remedio que la ruptura.

Pero, se preguntará ¿entonces qué debe hacer? Bien, para comenzar, la comunicación es esencial; ármese de valor y plantéele el problema, sincérese y con mucho respeto dígale lo que le incomoda, recuerde que una relación es para crecer juntos, y así como el hombre hace a la mujer, la mujer hace al hombre. En segundo lugar, ponga límites y aprenda a decir que no. Si su pareja no es capaz de tomar decisiones, ¡pues usted sí!, y tiene todo el derecho de negarse a las cosas en las cuales no esté de acuerdo con respecto a su madre, eso sí, siempre evitando el sarcasmo y siendo muy respetuosa. Es necesario hacerle entender a su compañero que ustedes pueden tomar decisiones juntos como pareja, sin necesidad de la aprobación de terceros. Si todavía se niega a aceptarlo, prueben con una terapia de pareja, o incluso familiar. Y si aun así las cosas no mejoran, pues lamentablemente es hora de despedirse, porque él sólo defiende su postura inmadura, y su madre justifica sus actos por la dependencia que ella misma ha creado; quedando su felicidad en último lugar, lo cual es inaceptable. Recuerde que ¡usted tiene derecho a ser feliz!

ALFA