Saber cómo obtener el máximo de las vitaminas y minerales de los alimentos siempre es lo más importante a cuidar para lograr mantenernos sanos y dar nuestro mayor rendimiento en la rutina diaria. Si bien, existen productos clasificados por el aporte nutricional que le dan al ser humano, como lo son las proteínas, las grasas y los carbohidratos. De igual forma, hay otra categoría de la que poco se comenta pero que también interviene en la calidad de lo que consumimos diariamente, como lo son los alimentos orgánicos e inorgánicos.
Los alimentos orgánicos son aquellos en los que no existió intervención de sustancias químicas durante sus etapas de producción y cosecha, tales como, hormonas de crecimiento o conservantes. Este sería el elemento que los separa de los inorgánicos, siendo estos aquellos productos que sí tienen influencia de pesticidas y de otra cantidad variada de químicos. La industria orgánica se despliega tanto en las carnes, como las legumbres, frutas, hortalizas, aceites, y vinos, sin diferenciar de las formas comerciales que tengan, haciéndolos pasar por rigorosos estudios de calidad.
Existe un continuo debate sobre la real diferencia entre estas dos categorías. Expertos defienden la importancia de los alimentos orgánicos, al considerarlos con un índice de mayor nutrición al no tener en su desarrollo ningún tipo de sustancia química, pero investigaciones realizadas por la “Food Standard Agency” alegaron que los nutrientes que necesita el adulto promedio puede obtenerlos tanto de los orgánicos como de los inorgánicos, pero sí existiría una diferencia en el daño que le ocasionan al medio ambiente.
Cuestión de gusto personal. No ha sido demostrado que los plaguicidas usados en la producción de alimentos de tipo vegetal, afecte o genere algún padecimiento. Sin embargo, otro punto además de conservar el medio ambiente, es que los alimentos orgánicos tienen mejor gusto y calidad que los inorgánicos. Un vegetal orgánico es más fresco que uno tratado con conservantes y químicos. Sin embargo, la duración no será tan prologada como un alimento inorgánico, siendo necesario su consumo en el menor tiempo posible.
La especialista en nutrición, Samar Yorde enfatiza que “los alimentos orgánicos y los no orgánicos se diferencian, en realidad, en su exposición a ingredientes sintéticos y plaguicidas. Aun así, tener la etiqueta de orgánico no significa que es una garantía de ser más saludable, pero la reducción del impacto significativo en el medio ambiente, genera un llamado de conciencia y responsabilidad”.
Tomando en consideración, el motivo ecológico, hoy día existen regulaciones para la producción de alimentos, que resguardan la calidad del mismo, desde la etapa de cultivo hasta el momento en que llega a los establecimientos comerciales para su posterior venta. Además de prevenir enfermedades, o el aceleramiento de la insuficiencia física y mental, el ser saludables debe ir más allá de una regla a seguir para mantener un cuerpo sano. Conocer el impacto a lo que nos rodea en cada detalle de lo que llevamos a nuestra mesa es de igual importancia que los nutrientes obtenidos.
ALFA