Samaná es una de las provincias más exóticas con las que cuenta República Dominicana. Ubicada al noreste del país caribeño, Samaná y su península corresponden a una de las joyas turísticas en todo la región. Su capital es Santa Bárbara de Samaná, y a continuación, conocerá un poco más del que seguramente será su próximo destino.
Desde el 4 de junio de 1867, Samaná fue declarado como un Distrito Marítimo, hasta que la Carta Magna de República Dominicana entre 1907 y 1908 le convirtió en una provincia. El océano Atlántico abraza su costa, teniendo en la zona sur el área de la Bahía de Samaná, al suroeste la provincia de Monte Plata y al oeste a las también provincias, Duarte y María Trinidad Sánchez.
El nombre de Samaná derivó del vocablo taíno ‘Xamaná’. Cuando Cristóbal Colón llegó a sus costas en 1493, la región estaba habitada por ciguayos, hasta uno de los tantos encuentros hostiles dados entre exploradores y poblaciones autóctonas. Desde el siglo XVI hasta inicios del XVIII, esta provincia estaba habitada por esclavos fugitivos, o como también se les conoce, cimarrones. Sin embargo, sus áreas poco explotadas era destino frecuente de ingleses y franceses.
Sus playas eran ideales para carenar las embarcaciones bucaneras y filibusteras. A esta actividad se le llamaba carenar, hecho que luego derivó en que a Samaná también se le llame, Carenero. Las primeras familias europeas que tomaron la provincia como residencia provinieron de las Islas Canarias. Su capital, Santa Bárbara de Samaná fue fundada en 1756.
El clima tropical húmedo de Samaná le lleva a tener una temperatura promedio de 25 grados Celsius. En todo su relieve geográfico, Samaná se ve enriquecida por ríos y arroyos de corto recorrido, viéndose nutrida por el imponente caudal del Yuna, mismo que desemboca en su costa occidental. Y tomando provecho de sus majestuosos recursos naturales, culturales e históricos, la actividad turística se repunta como un tesoro sin inigualable. Para muestra un botón.
La observación de ballenas jorobadas es uno de los principales atractivos que atraen a cientos de curiosos. Para los amantes del buen descanso, sus blancas aguas de arenas doradas hacen de Samaná, un paraíso terrenal. Entre las más populares, la playa Rincón destaca entre locales y visitantes.
Ubicada en Las Galeras, playa Rincón tiene un borde de arenas finas y blancas, que contrastan con el agua azul turquesa de horizonte. Para los aventureros, pueden dar paseos a caballo hasta sus espesas y cercanas montañas. Para quienes gusten de los deportes acuáticos, existen ofertas de navegación en vela y ‘windsurf’. Por fortuna, cerca de ella también cuenta con excelentes opciones de hospedaje.
Otra joya paradisiaca es Cayo Levantado. Con apenas 1 kilómetro cuadrado, es peculiarmente llamado, una joya en miniatura. Para quienes gustan de un día romántico, solo para dos, contemplar visitar Cayo Levantado resulta uno de los mejores destinos a elegir. Desde cualquier punto en Samaná logrará llegar a tan hermosa isla.
ALFA