Con una historia de más de 300 años, el Monasterio de Sao Bento se ubica en el casco histórico de la urbe de Sao Paolo, Brasil. La primera misión de monjes benedictinos fue quien la fundó en el año 1598. Forma parte de la serie de construcciones que ideó esta orden religiosa a lo largo del continente suramericano, y de la misma nación carioca, puesto que en otras ciudades como Rio de Janeiro, Salvador, Vinhedo, y Olinda se hayan estructuras hermanas de esta edificación. Comenzado el inicio de restauración, el Monasterio quedó a manos del arquitecto Richard Berndl, quien dispuso del estilo neorrománico para mejorar la estructura religiosa.

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Este estilo arquitectónico se caracteriza por la decoración poco invasiva de las estructuras originales. Una marca que se mantuvo a través de la época media en Europa, el neorrománico tuvo variedad de mezclas con las corrientes neogóticas, y bizantinas, siendo la obra más celebre la Basílica del Sagrado Corazón ubicada en París.

Al momento de la fundación del Monasterio de Sao Bento se debieron tomar en cuenta la austeridad propia del renacimiento tardío, también llamado manierismo portugués. Sin embargo, esta edificación se erige como uno de los principales monumentos coloniales en Brasil, el cual yace sobre una colina, lo que le fue de utilidad a navegantes para usarlo como punto de referencia, en sus expediciones realizadas a finales del siglo XIX.

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El Monasterio se dividió en dos secciones, siendo la primera destinada como recinto dedicado a los monjes benedictinos, mientras que la segunda fue establecida como la iglesia, llamada ‘Abadía de Nossa Senhora de Monserrate’, conocida por igual como la Iglesia de la Virgen Negra. La construcción de esta última parte fue considerada un proyecto ambicioso para lo que se acostumbraba en la ciudad carioca durante el siglo XVII.

De líneas rectas, torres finalizadas en forma de pirámide, y poca ornamentación, estas forman parte de las características a destacar en la construcción del Monasterio de Sao Bento. Con suelo de mármol, jugando con las tonalidades del blanco y el negro, siguiendo un patrón geométrico. Sus paredes llenas de azulejos decorativos, que demuestran en sus diseños las raíces portugueses detrás de su edificación.

El Monasterio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Tras su restauración y actualización de las instalaciones, ha sido dispuesto para la visita al público, quienes podrán disfrutar de la una vista llena de grabados, que complementa con la vista sencilla que ofrece en la fachada.

A su vez, el Monasterio cuenta con una colección de obras de arte, y coro de canto gregoriano, con el motivo de ambientar la llegada de los curiosos, quienes tienen la disponibilidad de conocerlo de lunes a viernes en horario comprendido desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la mañana, y el segundo turno iniciando a las 2 de la tarde y finalizando a las 6 de la tarde.

ALFA